Dirección: Umberto Lenzi (el de los zombies atómicos, tierra tiembla)
Guión: Umberto Lenzi y Félix Tusell
Género: Giallo hispano-italiano (me la agarras con la mano)
Intérpretes: Martine Brochard, John Richardson, Inés Pellegrini, Andrés Mejuto y Marta Miller enseñando pechamen (aunque no es la única)
Sinopsis: Un grupo de turistas norteamericanos están de vacaciones en Barcelona y visitan lo típico: las Ramblas. Lo que no es típico es que a una muchacha le saquen el ojo izquierdo con un cuchillo y luego la maten toda. Un comisario casi jubilado sospecha que el asesino podría ser uno de los turistas norteamericanos, y no me extraña, porque en el autobús va una fauna singular: una secretaria amante de su jefe, el jefe cuya mujer está loca, una pareja interracial de lesbianas que enseguida sacan la mano a pasear, un cura protestante que perdió a su hija, un nativo que fue herido en la guerra del 36, el guía pedófilo del autobús, una adolescente que viste como el Capitán América, etc, etc. El asesino sigue matando a muchachas de buen ver (y llevándose el ojo de recuerdo) pero esta vez con un chubasquero rojo, así que el comisario jubilao decide que los turistas se vayan a Sitges a relajarse en la playa y viendo baile flamenco.
Umberto Lenzi era un buen artesano del exploit y hacía correctamente todo lo que le pedían: que lo mismo te hacía peplum (¡"El zorro vs. Maciste"!) (los signos de exclamación y el estupor son míos), como una de piratas con Sandokán, como el inefable y repugnante Mondo. Y con "El ojo en la oscuridad" tenemos un correcto giallo de manual, que reproduce punto por punto los latiguillos del género intentando conseguir el éxito taquillero por ósmosis: crímenes truculentos y pasados de rosca con extracciones oculares sin ánimo de lucro, ración doble de tetas y culos, morbo fácil (Lenzi se adelantó varias décadas a Alan Ball con lo de la pareja homosexual interracial), más trampas que en una película de chinos, mogollón de sospechosos, explicaciones psicológicas y traumas mentales por un tubo. Pues lo dicho, Lenzi despliega todos estos elementos de forma correcta a lo largo del film, sin entusiasmar pero tampoco sin decepcionar consiguiendo un giallo decente y divertido (aunque la identidad del asesino es bastante evidente, aunque no su motivación para matar, lo cual supone una sorpresa bastante cutre, por otra parte). Entre las escenas más surrealistas del film está esa bailadora de flamenco de Sitges a la que continuamente se le ven las bragas, pero lo peor del film es ese final mojigato que condena el libertinaje y promueve el orden y las buenas costumbres. En fin, nadie es perfecto.
Aquí os dejo un trailer bilingüe cortesía de mescouillesdanstonsl. Para los impresionables avisar que hay escenas de despelote no aptas para menores de 18 años que nunca hayan visto una teta.
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