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Aquella casa al lado del cementerio

Aquella casa al lado del cementerio (Quella villa accanto al cimitero, 1981, Italia)
Dirección: Lucio Fulci
Productora: Fulvia Films
Guión: Lucio Fulci, Giorgio Mariuzzo y Dardano Sacchetti
Música: Walter Rizzati
Fotografía: Sergio Salvati
Género: Es una peli exploit de Lucio Fulci, o sea, que es un potaje bueno de todo lo que estaba de moda por aquella época: zombis, casas encantadas, gore, fenómenos paranormales y niños repelentes con superpoderes en plan "El resplandor" de Kubrik (¿el de la portada de arriba no es Jack Nicholson?)
Intérpretes: Katherine McColl (Madre con pastillas que le provocan alucinaciones, a ver si rulan), Paolo Malco (el padre ambiguo y ausente), Giovanni Frezza (el niño ario y, sobretodo, cabezón)
Sinopsis: El Dr. Norman Boyle es un profesor universitario progre y gafapastas que un buen día le encargan que prosiga las investigaciones de un colega suyo, un tal Profesor Petersen, que el muchacho interrumpió sus estudios para descuartizar a su novia y después colgarse de una barandilla. Como Norman quiere mucho a su mujer y a su hijo, les pide que se vengan con él a la casa donde Petersen vivía, fornicaba y descuartizaba a su novia y aunque la mujer se resiste (las ganas de mudarse a otra ciudad y encima la pobre es pastillera) al final accede. También el niño, Bob, pone pegas al asunto, porque una niña de un cuadro de su salón le ha dicho que por nada del mundo vaya a la casa, que se busca la ruina tontamente. Pero como el padre es un estudioso del copón, allá van los tres uno detrás de otro. Pues bien, el que avisa no es mamón, porque en la casa pasa de todo menos el tranvía, con ruidos en mitad de la noche, niños llorando, murciélagos seguidores del conde drácula, niñeras mitad hembra mitad maniquíes y un misterioso doctor muerto hace un siglo que todavía está dando por el bottom.

A lo largo de su vida, Lucio Fulci hizo un montón de películas exploit con cuatro duros y mucho morro, aprovechando corrientes y tendencias para conseguir una audiencia que se quedaba encandilada con los golpes de efecto y las bestialidades surrealistas y gore del inefable director. Pues bien, de toda todita toda la filmografía de Lucio Fulci, "Aquella casa al lado del cementerio" es la más redonda y digestiva cinematográficamente hablando, es decir, es la menos incongruente, la menos oportunista, la menos gratuita, la que menos verguenza ajena da, la menos incoherente y la más mejor de todas ellas. Ni siquiera "El más allá", considerada la mejor película de Fulci, posee la mesura y la armonía de nuestra querida villa acanto del cementerio. Pero tampoco nos hagamos ilusiones, que los guiones de nuestro Fulci son a prueba de bomba y en esta ocasión tampoco faltan los momentos confusos, las contradicciones manifiestas, las preguntas no resueltas ni la espectacularidad de las escenas grotescas en perjuicio del hilo argumental. No obstante, a pesar de contar con todas estas "peculiaridades", "Aquella casa al lado del cementerio" es una de sus películas más equilibradas, accesibles y técnicamente mejor realizadas de todas ellas, quizás por ello es recordada con cariño por muchísimos fans de todo el mundo y es uno de los films más emblemáticos de la era del videoclub de los años 80, que a lo mejor alquilabas una película de Chuck Norris o Lorenzo Lamas y el trailer del principio de la cinta era de "Aquella casa al lado del cementerio".
Aunque el argumento de la película posee un deje Lovecraftiano (procedente de su antecesora "Miedo en la ciudad de los muertos vivientes"), el film puede clasificarse en la división de fantasmas y casas encantadas, siendo su mayor influencia "El resplandor" de Stanley Kubrik, que la peli de Fulci aprovecha el tirón y canta una barbaridad a truco propagandístico. En ambos casos, el protagonista principal del film es un bien inmueble (un hotel en la peli de Kubric y una mansión de Nueva Inglaterra en la de Fulci), además de contar con un niño que tiene superpoderes y telepatía mutante, una madre sobreprotectora y gritona y un padre ambiguo y obsesionado con su trabajo. Pero como es habitual en las películas de Fulci, las semejanzas son aparentes y están encaminadas a llamar la atención de un público ignorante e ingenuo, ya que el cogollo del asunto es completamente diferente. Si "El resplandor" de Kubrik es una película de fantasmas fría y etérea, la historia de miedo de Fulci es visceral y caliente, fiel a su espíritu latino, con unos fantasmas de carne y hueso que son proclives al gore sin pudor y desenfrenado. No obstante, Lucio Fulci pisa el freno en cuanto a la casquería fina para darle protagonismo a la atmósfera siniestra y opresiva de la casa y su circunstancia, primando el ambiente angustioso y tétrico a lo meramente físico y salpicante (aunque de eso también hay). Por ello, asesinatos hay pocos, pero están bien repartidos al principio, en medio y al final del film, siendo cada uno de ellos una orgía de sangre y mal gusto, pero sin perjudicar ni menospreciar el hilo argumental ni la línea artística oscura y tenebrosa.
El trío protagonista de la película, formado por Paolo Malco, Katherine McColl y el niño cabezón, gira en torno a la casa de los fiambres, y cada uno de ellos reaccionará de manera diferente, según su idiosincrasia. El profesor Boyle afrontará los misterios de la casa con curiosidad e incluso obsesión, comportándose de manera sospechosa y ambigua y generando un montón de preguntas (que por supuesto Fulci no contestará); Su santa esposa, interpretada magistralmente por mi Katriona del alma, tiene más miedo que un perrito chico, pero eso no le impide ser una madre leona que por su niño es capaz de todo y que le da diez mil vueltas a Belén Esteban. A esta pobre mujer la casa la aterra y lo único que quiere es salir pitando, pero como el marido es un pesao, le toca hacer de tripas corazón y comerse un mojón; y después está el niño repelente, con más gachas que el puchero de mi abuela y con una tontería encima que no se puede aguantar. Al principio el niño pasará bastante del tema de la casa, y eso que el chavea ve espíritus que le advierten que la casa es un peligro, pero como el niño tiene sus juguetes, como que le da más o menos igual. Pero claro, cuando empieza a ver a los primeros muertos y el malo de la película le enseña el cuchillo, ni juguetes ni hostias, el niño corre más que Speedy González. Por cierto, desde aquí os hago una pregunta ¿El niño al final muere o sobrevive? Yo es que todavía no lo tengo claro...
Pero hablar de la casa es hablar de su sótano, y hablar de su sótano es hablar del emérito Dr. Freudstein, un médico del siglo XIX que como hacía un frío que pelaba el día que murió, lo enterraron en el salón de su casa debajo de la alfombra. El misterio de la película gira en torno a Freudstein y sus malas artes y aunque parezca mentira, al final Lucio Fulci te explica qué pinta en todo esto el buen doctor. Si quieres saber más de Freudstein e incluso ver una foto suya, pica aquí, pero aviso que hay spoilerComo ya dije en un principio, aunque la película se caracteriza por su atmósfera lúgubre y acojonante, lo que más nos divierte son las escenas de hachazos y destetes, propias del exploit italiano, y de eso la película también tiene. Sin ir más lejos, "Aquella casa al lado del cementerio" tiene el record guiness de mostrar unas tetas lo más pronto posible, concretamente a los 40 segundos de empezar el film. Por otro lado, los asesinatos son los más sádicos del mundo, llegando incluso al surrealismo hilarante, como la famosa escena de la escalera, con una violencia propia del coyote y el correcaminos de lo exagerada e hiperbólica que es. No te la tomas en serio pero te descojonas de risa.
Pero uno de los pilares que sustentan la película es su maravillosa banda sonora, compuesta por Walter Rizzati, habitual de las películas de Fulci y que el tío es un fenómeno en esto de la filarmónica. El tema central del film es una magnífica composición gótica mitad clavicordio mitad organillo que te pone los pelos de punta y el resto de temas crean el ambiente preciso para inquietarte un poquito bastante.
En fin, "Aquella casa al lado del cementerio" es una gran clásico del terror exploit y la culminación de la creatividad artística de Lucio Fulci. Si el médico te ha recomendado que veas sólo una película de Fulci, que sea ésta.
Y ahora os voy a poner un trailer artesanal con uno de los mejores momentos del film, cuando el profesor Boyle descubre las últimas palabras de Petersen, grabadas en un cassete de los chunguitos.


gato en el cerebro, Un

Un gato en el cerebro (Un gatto nel cervello aka Nightmare Concert, 1990, Italia)
Dirección: Lucio Fulci
Guión: John Fitzsimmons, Giovanni Simonelli, Antonio Tentori y Lucio Fulci
Género: Gore Metacinematofráfico (quicir, cine dentro del cine)
Intérpretes: Lucio Fulci, David Thompson, Jeoffrey Kennedy, Malisa Longo
Sinopsis: Nuestro Lucio Fulci está rodando una de sus películas de terror y casquería fina, que trata de un caníbal que descuartiza a tías jamonas y luego se las come. Precisamente, llega la hora del almuerzo y Lucio Fulci se va a su restaurante favorito para comerse un bistec. Pero cuando se sienta a la mesa y ve la carne, se acuerda de la película que está realizando y le da asquito. A partir de aquí la olla se le irá cosa mala, porque su mente empezará a mezclar realidad y ficción. Y no es una ficción de "Alicia en el país de las maravillas", no, es la ficción de todas sus películas de terror, lo cual tiene a mi Lucio acojonadito perdido. Da la casualidad que un vecino suyo es psicólogo e hipnotizador y va a su consulta para que le cure un poquito. El problema es que el psicólogo es, además, psicópata e intentará inculpar a nuestro Fulci de sus crímenes. ¡Será cabrón!

Lucio Fulci (1927-1996): Maestro, padre y abuelo del cine de terror exploit Italiano y fuente de inspiración de un montón de directores del mundo entero (entre ellos, Quentin Tarantino, que le dedicó entera la peli Kill Bill vol. II). Su mayor virtud era la sinceridad de sus planteamientos: ir a ver una película de Lucio Fulci era una apuesta segura, porque fijo que te ibas a encontrar un buen número de crímenes brutales y de mal gusto y alguna señorita enseñando senos. Su mayor defecto era que a veces no te enterabas de qué iba la película, pero como te lo pasabas bien viéndola, se lo perdonábamos y punto. No obstante, el ataque recurrente de la crítica especializada "intelectual" gafapastoide insiste en señalar que el guión de las películas de Fulci es, en el mejor de los casos, caótico e incoherente, y en el peor, inexistente, siendo un cúmulo de escenas impactantes y de mal gusto enlazadas de mala manera. A lo largo de su carrera, Lucio Fulci, lejos de desmentir esa teoría, la confirmaba, argumentando que las exigencias de producción del cine exploitation no le permitían desarrollar esos argumentos convenientemente y debía centrarse en las escenas que, en última instancia, su público demandaba, esto es, escenas de destripamientos, descuartizamientos, tetas y culos. "Un gato en el cerebro", testamento fílmico de Lucio Fulci (el director fallecería 6 años después), parece confirmar esta teoría, sincera y oportunista a partes iguales, con una trama llena de escenas gratuitas de gore sanguinolento, despelotes generalizados y sin ningún tipo de coherencia argumental (bueno, sí, la justificación a tanto cafrerío es que son alucinaciones de Lucio Fulci, con esto y un bizcocho hasta mañana a las ocho). Con este acto arrogante y divertido, Lucio Fulci, lejos de pedir perdón por su obra cinematográfica, la reafirma, sintiéndose orgulloso de ella porque, en última instancia, cumplía a la perfección con su objetivo: estremecer al espectador.
La peli comienza siendo un ejercicio metacinematográfico donde realidad y ficción se entrelazan continuamente. En clave de sorna y humor negro, Lucio Fulci hace una reflexión sobre su cine y su impacto en el público y en la cultura popular. De esta manera, interpreta a un director asaltado por las dudas y los miedos, temeroso de que su obra sea, en el fondo, una basura sádica y grotesca. ¿Dar al público lo que quiere es una justificación para filmar tanta aberración criminal y sexual? Angustiado por la certeza de que su herencia cultural al mundo del cine sea oportunista e insignificante (como tantas veces le ha repetido la "cúpula" cultural), por primera vez en su vida está más perdido que un pingüino en un garaje y continuamente atormentado por las escenas de terror que regaló al mundo. No obstante, y como no podía ser de otra manera, al final de la película Lucio Fulci destierra todas estas dudas y reafirma su papel de narrador de historias de terror cuyo principal objetivo es entretener al respetable público.
El film es muy divertido, sobre todo porque tiene muchas bromas y muchos guiños para el espectador. Por ejemplo, hay una escena en la que un grupo de periodistas alemanes visita a Fulci para rodar un documental. A Fulci se le va la olla y se imagina rodando una escena en la que unos nazis están en medio de una orgía. Cuando recupera el sentido, se da cuenta de que le ha pegado una hostia a un cámara y a la entrevistadora ha intentado desnudarla. La mujer, lejos de indignarse, le da las gracias, confirmando la idea de que contra más nos putea Lucio Fulci con sus escenas horripilantes y desagradables, más agradecidos le estamos. Por otro lado, el director tiene el desparpajo de recrear una de las escenas clásicas de Hitchcock, la de la ducha de "Psicosis" pero siendo fiel a su inimitable estilo, es decir, sacando mucha sangre y mucha teta. Este tono de reflexión, autocrítica y poca vergüenza caracteriza la primera parte del film, pero, desgraciadamente, el argumento acaba cayendo en una monotonía un tanto aburrida protagonizada por las cada vez más numerosas escenas gore que son pura entelequia, principio y fin en sí mismas y que a pesar de que están bien hechas, son completamente gratuitas y acaban cansando (sobre todo porque se alejan del principal interés del film, ese tratamiento metacinematográfico lúcido y desmitificador de Lucio Fulci).
En fin, "Un gato en el cerebro" es una película imprescindible para todo buen seguidor de Lucio Fulci y un film muy divertido a la par que desagradable y bestia, en la línea de nuestro querido director fetiche, que con el paso de los años no perdía facultades sino que aumentaba exponencialmente su mala uva.
Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de ThraumaTube.

Aenigma

Aenigma (Aenigma, 1987, Italia e Yugoslavia)
Director: Lucio Fulci
¿Guión?: Lucio Fulci one more time
Género: Aparecidos encabronados, estudiantes hiperdesarrolladas y gore bucólico a lo fulci
Intérpretes: Lara Lamberti (estudiante potente), Jared Martin (Neurólogo ligón), Milijana Zirojevic (muchacha feucha pero de buen corazón), Sophie d´Aulan (rubia oxigenada que se tiene que hacer las cejas). Por cierto, en algunas páginas webs el tema de los interpretes no hay por donde cogerlo, porque ponen actrices que no salen en la peli, como Caitlin O´Heaney o Suzy Kendall. En fin, es lo que pasa por copiar y pegar.
Sinopsis: Los estudiantes cabrones de un internado le hacen una broma pesada a una muchacha cuya belleza no entra dentro de los cánones socialmente establecidos (resumiendo, que la tía es fea). La broma acaba muy mal porque a la pobre la atropella un coche y la deja en coma. Justo cuando muere, su espíritu se eleva para ir al cielo con los ángeles, pero antes, se lo piensa mejor y se mete en el cuerpo de una estudiante potente, a la cual controla para vengarse de sus antiguos compañeros de clase, por listos. Además, sacará tiempo para darse el lote (sexual) con un neurocirujano.

Con su desparpajo y poca vergüenza habitual, nuestro Lucio Fulci nos brinda otra peli confusa, atolondrada y efectista con un guión inmaterial lleno de diversión y cafrerío. En esta ocasión, el maestro toma prestado los elementos esenciales de Dario Argento para contarnos una historia de estudiantes en un internado que nos recuerda irremediablemente a "Suspiria", aunque, por supuesto, no llega a la genialidad del film de Argento. No obstante, en esta ocasión, Fulci crea un argumento muy interesante lleno de ambigüedad y debate, ya que la "mala" de la película tiene motivos de sobra para vengarse y los "buenos" son unos cabrones insoportables arios de bote. Por ello, al espectador no le cuesta nada identificarse con la pobre muchacha que ha sido marginada por su aspecto y por su clase social (que por lo visto la madre era la limpiadora del centro y también le hacían burla con eso). No obstante, al final Fulci se decanta por el bando de los guapos, quizás porque la venganza nunca es el camino correcto y termina degenerando en maldad, o quizás porque los espectadores somos gilipollas y siempre nos identificamos paradójicamente con los guapitos/as de las películas y el tito Fulci quería un happy end. Aunque reconozco que el final me emocionó un poquito, ya que la "mala" del film es perdonada por todos sus asesinatos y descuartizamientos y por fin puede descansar en paz.
A parte de su mensaje filosófico y todo eso, la película tiene las incongruencias y las excentricidades propias del director y que tanto nos gustan. Para empezar, están esas estudiantes de instituto con más de 20 años, macizas y esculturales que están para hacerles un favor, que digo yo que cuando yo estudiaba en el instituto no había muchachas así. Por otro lado, se supone que la historia ocurre en Estados Unidos, y para conseguir el ambiente, a Fulci no se le ocurre otra que llenar las parades de posters del Super-Pop de Rocky Balboa, James Dean, Tom Cruise o Snoopy. Destaca por méritos propios el apartado sanitario del film, con esas cutre-pantallas de lectura de ondas o esas palas de desfibrilación que no dan corriente ni nada. Pero el summum es ese neurocirujano cassanova que de oca a oca y tiro por que me toca se pasa por la piedra a todas las estudiantes del internado.
En el apartado gore, la película se defiende bien, con escenas campestres como la del ejército de caracoles que harían las delicias de Patricia Highsmith o esas estatuas y cuadros que se cargan al personal culturalmente.
Resumiendo, la película es otra rareza oportunista exploitation de Fulci pero como es simpática y entretenida se lo perdonamos y a disfrutar.
Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de neverlando74.

Zombie 3


Zombie 3 (Zombie 3, 1987, ITA)
Dirección: Lucio Fulci y Bruno Mattei
Guión: Rosella Druidi y Claudio Fragasso
Género: Zombies tropicales casposos
Intérpretes: Deran Serafian, Beatrice Ring (Ring, el teléfono), Ottaviano Dell´Aqua
Sinopsis: El guión es superoriginal: el ejército norteamericano está experimentando con un virus capaz de resucitar a los muertos en los trópicos de cáncer y de capricornio y como todo el dinero se lo han gastado en pipas, la seguridad es una mierda y unos chorizos que pasaban por ahí roban el virus y uno se contagia, lo matan, lo incineran y las cenizas contagian a toda la selva tropical (pájaros incluidos). Y a partir de aquí, lo de siempre, pero en plan cutre...
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Dice la leyenda que Lucio Fulci empezó a rodar esta película pero al final pilló un cabreo y se largó y fue Bruno Mattei (el de "Apocalipsis Caníbal") el que la acabó. La verdad es que no importa porque la factura de esta película no anda lejos de otras películas exploit de Fulci, porque el film carece de un guión coherente y simplemente es una sucesión de escenas más o menos truculentas con unos zombies karatekas con cara de plastilina que cuando les conviene pueden hablar y soltarte un debate sobre ecología y naturaleza vegetal. Destaca por méritos propios el actor que hace de científico, que si sobreactuase y gesticulase un poco más se saldría de la pantalla. Pero la auténtica protagonista del film es la cutrez generalizada, motivada principalmente por el bajo presupuesto, que no tenían dinero ni para pagarle un bocadillo de mortadela a los extras. En fin, salvo dos o tres escenas, la película es infumable, una castaña total.
Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de Limecat.