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invasión de los zombies atómicos, La

La invasión de los zombies atómicos (Incubo sulla cittá contaminata aka Nightmare city, 1980, Italia, México y España)
Dirección: Umberto Lenzi
Guión: Antonio Cesare Corti, Luis María Delagado, Piero Regnoli
Género: Zombies sádicos y promiscuos en el extrarradio de Madrid
Intérpretes: el gran Francisco Rabal, Hugo Stiglitz, Laura Trotter, Mel Ferrer, el de la caída del imperio romano de occidente
Sinopsis: Un periodista hippie con barbita y permanente va al aeropuerto porque el gran profesor Haikenberg va a llegar desde la central nuclear del estado para dar explicaciones al gobierno y al ayuntamiento, porque por lo visto hace unos días hubo una fuga de gas radiaoactivo en la central y las autoridades aún no saben qué consecuencias ha tenido lo nuclear en la población civil. Pues bueno, allí están todos esperando y el profesor que no llega. Pero de pronto, un avión militar Hércules aterriza a las bravas en el aeropuerto y de su interior salen decenas de zombies atómicos encabezados por el profesor Haikenberg, que también es un no muerto con mu mala leche, porque nada más poner los pies del suelo acuchilla a mi coronel. Los zombies, salvajes perdidos, masacran a todos los controladores aéreos del aeropuerto y extienden la infección por la ciudad mientras el alto mando del ejército, encabezado por Mel Ferrer y Paco Rabal (al que la invasión le ha fastidiado un momento íntimo con su santa esposa) idean planes para acabar con los zombies, en concreto el plan de emergencia H y, como reserva, la variante C por si la situación se les va de las manos. Desgraciadamente, ni el plan H, ni el plan C ni todas las letras del abecedario juntas servirán para detener a los zombies, porque además de asesinos, los muy pervertidos están palotes perdidos y quieren robarnos la honra.

En la historia del cine hay numerosas películas aberrantes, cutres, absurdas, delirantes, ridículas, incongruentes, estafadoras y malas de cojones. Pero os puedo asegurar que ninguna es tan sumamente grotesca y amoral como esta que estamos comentando, "La invasión de los zombies atómicos" dirigida por el inefable Umberto Lenzi, un charcutero italiano de lo exploitation que con menos miedo que vergüenza se dispuso a realizar una película con cuatro duros y mucho morro. El propio título, grandilocuente y oportunista como él solo, ya adelanta el típo de película que vamos a ver. Para empezar, diez o veinte tíos corriendo por un descampado no es técnicamente una "invasión", más bien parece un grupo de extras que por un bocadillo y una cocacola se ponen a hacer el mono delante de la cámara; después, los zombies son zombies por que tú lo digas, porque a parte de lo del tiro en la cabeza para matarlos, no se parecen en nada a los zombies clásicos, tanto de la rama del vudú como del subgrupo romeresco. Para empezar, estos zombies no andan cojeando con la pata chula, sino que los tíos corren, saltan, pilotan aviones, saben karate, judo y taikuondo. A nivel de matar, en lugar de pegar moridiscos, como el dentista está muy caro, los cabrones cogen cuchillos, pistolas y metralletas y se ponen a matar lo más bastarda y cabronamente posible a la gente, y encima lo disfrutan. Sus cuerpos no están descompuestos, sencillamente tiene pegotes de plastilina en la cara que simulan quemaduras radioactivas y uno no sabe si está viendo un zombie, una pizza con peperoni o al primo-hermano del vengador tóxico. Y para acabar, estos farsantes no comen carne humana sino que se beben la sangre de sus víctimas a buches. En fin, un espectáculo impresentable, como os podéis imaginar.
No obstante, aquí no se acaba el cutrerío, porque tanto el argumento, como los personajes, como los diálogos, como la ambientación y los exteriores dan vergüencita ajena. Vamos a ver, si la película está ambientada en una capital de Estados Unidos...¿a quién se le ocurre grabar escenas en el extrarradio de Madrid, en el parque de atracciones, en el aeropuerto de Barajas o en la M-30? Gloria bendita, que el tongo canta más que Carusso. Y con los uniformes y vehículos pasa lo mismo, que el director se creía que con poner en la puerta de un Seat "police" ya se iba a creer el espectador que estaba en la gran manzana. El guión hace aguas por todos lados porque carece de la más mínima coherencia (más que nada porque el presupuesto era ajustadísimo y no podían hacer más). Ahí tenemos a ese ejército norteamericano que no son más inútiles porque no se han levantado temprano, con ese Mel Ferrer quieto como una estatua dando órdenes sin sentido (que luego nadie cumple) y ese Paco Rabal dando vueltas en helicóptero por los descampados madrileños viendo correr a 20 descerebrados. Los diálogos son también para no echar gota, por pedantes y grandilocuentes, que a veces los personajes se ponen a filosofar cosa mala, hablando de la lucha de clases y la evolución de las especies. Los especialistas son los protagonistas del film, el periodista y su esposa enfermera, que mientras escapan, pegan tiros y se ahostian entre ellos, se ponen a hablar y no hay quien los pare.
En fin, como película de terror, "La invasión de los zombies atómicos" es impresentable. No obstante, como película de humor involuntario y descojone generalizado, la película cumple a la perfección su cometido, porque susto no da, pero risa, un montón.
Para empezar, tenemos las multitudinarias y caóticas escenas de masacre, tanto en el estudio de televisión (con esas mama-chichos de saldo) como en el Hospital, donde los incubos despliegan sin tapujos su mala hostia. También tenemos momentos sublimes, como ese bicho que le corta una teta de plastilina a una bailarina o ese cirujano-ninja que le lanza un bisturí a un zombie como si fuera un shuriken. La sección de despelote también está cubierta con creces, porque los desnudos más gratuitos no pueden ser. Además, tenemos escenas románticas y eróticas, como la de Paco Rabal con una gachí, que a fuerza de magrearla la va a desgastar, o esas bailarinas y enfermeras a las que accidentalmente se le rompe la blusa.
El final de la película es una estafa total, tanto en la forma como en el fondo (Lenzi no tuvo ni que rodarla, ya que hizo un "corta y pega" con los primeros minutos del film) y el maniquí que se cae del helicóptero y se pega el golpe con la noria del parque de atracciones de Madrid refleja a la perfección la sutil esencia del film. Cinema verité, vamos.
No obstante, aunque la película es una mierda pinchada en un palo, hay algo que sí que vale la pena: nuestro Paco Rabal que estás en los cielos, un actor todoterreno que con filosofía y paciencia encarna a un coronel del ejército americano, dándonos a todos lecciones de humilidad y profesionalidad: unos días ruedas películas con Buñuel y Antonini y otros días tienes que participar en engendros de este tipo. La vida es ansí.
Resumiendo: la película es malísima pero a nivel friki es una joya imprescindible que no debería faltar en ninguna filmoteca ¡Viva el cutrerío!
Aquí os dejo un video hecho por mí mismo. Pero AVISOOOOOOO! el video tiene unos cuantos SPOILERRRRSSSS.


ojo en la oscuridad, El

El ojo en la oscuridad (Gatti Rossi in un labirinto di vetro aka eyeball aka The secret Killer, ITA, 1975)
Dirección: Umberto Lenzi (el de los zombies atómicos, tierra tiembla)
Guión: Umberto Lenzi y Félix Tusell
Género: Giallo hispano-italiano (me la agarras con la mano)
Intérpretes: Martine Brochard, John Richardson, Inés Pellegrini, Andrés Mejuto y Marta Miller enseñando pechamen (aunque no es la única)
Sinopsis: Un grupo de turistas norteamericanos están de vacaciones en Barcelona y visitan lo típico: las Ramblas. Lo que no es típico es que a una muchacha le saquen el ojo izquierdo con un cuchillo y luego la maten toda. Un comisario casi jubilado sospecha que el asesino podría ser uno de los turistas norteamericanos, y no me extraña, porque en el autobús va una fauna singular: una secretaria amante de su jefe, el jefe cuya mujer está loca, una pareja interracial de lesbianas que enseguida sacan la mano a pasear, un cura protestante que perdió a su hija, un nativo que fue herido en la guerra del 36, el guía pedófilo del autobús, una adolescente que viste como el Capitán América, etc, etc. El asesino sigue matando a muchachas de buen ver (y llevándose el ojo de recuerdo) pero esta vez con un chubasquero rojo, así que el comisario jubilao decide que los turistas se vayan a Sitges a relajarse en la playa y viendo baile flamenco.

Umberto Lenzi era un buen artesano del exploit y hacía correctamente todo lo que le pedían: que lo mismo te hacía peplum (¡"El zorro vs. Maciste"!) (los signos de exclamación y el estupor son míos), como una de piratas con Sandokán, como el inefable y repugnante Mondo. Y con "El ojo en la oscuridad" tenemos un correcto giallo de manual, que reproduce punto por punto los latiguillos del género intentando conseguir el éxito taquillero por ósmosis: crímenes truculentos y pasados de rosca con extracciones oculares sin ánimo de lucro, ración doble de tetas y culos, morbo fácil (Lenzi se adelantó varias décadas a Alan Ball con lo de la pareja homosexual interracial), más trampas que en una película de chinos, mogollón de sospechosos, explicaciones psicológicas y traumas mentales por un tubo. Pues lo dicho, Lenzi despliega todos estos elementos de forma correcta a lo largo del film, sin entusiasmar pero tampoco sin decepcionar consiguiendo un giallo decente y divertido (aunque la identidad del asesino es bastante evidente, aunque no su motivación para matar, lo cual supone una sorpresa bastante cutre, por otra parte). Entre las escenas más surrealistas del film está esa bailadora de flamenco de Sitges a la que continuamente se le ven las bragas, pero lo peor del film es ese final mojigato que condena el libertinaje y promueve el orden y las buenas costumbres. En fin, nadie es perfecto.
Aquí os dejo un trailer bilingüe cortesía de mescouillesdanstonsl. Para los impresionables avisar que hay escenas de despelote no aptas para menores de 18 años que nunca hayan visto una teta.


Caníbal feroz


Caníbal feroz (Cannibal ferox, 1981, ITA)
Dirección: Umberto Lenzi
Guión: Umberto Lenzi
Género: Mondo lirondo, osea, descuartizamiento de pobres animales y psudo-canibalismo que no se lo cree ni la madre que parió a Lenzi
Intérpretes: Giovanni Lombardo Radice, Lorraine De Selle, Danilo Mattei
Sinopsis: Una antropóloga viaja al amazonas con su hermano y una prostituta para refutar la teoría de que los indios son unos caníbales. Allí se encontrarán a un narcotraficante de Nueva York que ha ido a la selva en busca de esmeraldas y ya de paso, como le sobraba tiempo, se ha puesto a torturar a los indígenas de un poblado. Evidentemente los indios se cabrean y los cogen por banda y se los comen vivos porque...¡son CANÍBALES!
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"Caníbal feroz" es una puta mierda. Para empezar es una mala copia de "Holocausto Caníbal" (Ruggero Deodato, 1980) que ya de por sí era otra puta mierda. En ambas unos cabrones disfrazados de indios se ponen a torturar y a descuartizar a pobres animales, intentando, de forma patética y obscena, impactar al espectador, cruzando así la línea entre una peli friki cutre-divertida y una basura repugnante (y "Caníbal feroz" es lo segundo con creces). Por si esto fuera poco, el guión es una tomadura de pelo que no hay por dónde cogerlo: por un lado está la prostituta-ninfómana que se pasa por la piedra a medio amazonas; después está el narcotraficante sádico al que le van mutilando poquito a poco: primero el cipote, después el brazo, después la tapa de los sesos, etc; como se quedaron cortos rodando en el Amazonas (pero...¿en realidad es el Amazonas?) nos enchufan una historia de policías y narcotraficantes en "Nueva York" que por lo menos dura 15 minutos; y lo mejor es la escena de las pirañas, que han cogido a varios peces de colores de un acuario y le han echado tinte rojo al agua a ver si cuela. Lo peor de todo es ese mensaje racista que trasmite la película, que aunque los blancos sean los malos de la peli, a los indios los ponen de vuelta y media.
En fin, si quieres morbo fácil y estúpido, no lo dudes: "Caníbal feroz" es tu película.
Aquí os dejo una de las escenas más ridículas de la película, que además de despelotarse, las protagonistas también sirven para el cante y el baile, video cortesía de YouHorror.