Dirección: Stephen T. Kay, producido por Sam Raimi.
Guión: Erik Kripke, Juliet Snowden, Stiles White
Género: Miedos infantiles y terror nipón en occidente
Intérpretes: Barry Watson (elemental), Emily Deschanel (la tía de Bones) y Xena la princesa guerrera
Sinopsis: En esta película la expresión "salir del armario" cobra una nueva dimensión. Tim es un chaval que le tiene un susto terrible a los armarios, más que nada porque de chiquitito vio como un monstruo salía de un armario y se cargaba a su padre. Pues nada, con los años el chavea se ve que no aprende y regresa a la casa familiar para hacer limpieza, sin sospechar que en el armario le está esperando algo más que las polillas...
Sin paños calientes, a esta película le sobra media hora por lo menos. Y que conste que el tema empieza muy bien, con ese miedo universal a que salga un monster del armario en mitad de la noche y te coja de los pies, pero después de esos cinco primeros minutos de metraje, la película se hace más larga que un día sin pan, que el director se enrrolla cosa mala y no hay quien aguante tanto meneo de cámara incontrolado, tanto giro de guión absurdo y gratuito, tanto plano-detalle y tanta transición-atenuación pretenciosos y tanta sosez del actor protagonista metrosexual que aburre hasta a los notarios. La película es otro subproducto originado tras el éxito de "The ring: la señal" (Gore Verbinski, 2002), intentando reproducir los elementos más superficiales del terror del país del sol naciente, esto es, imágenes impactantes a velocidad luz acompañadas de un sonido mu fuerte (algo que Jaume Balagueró hace día sí, día también, aunque a él le sale mejor). En fin, una peli con mucha apariencia, con la cara muy bien lavada pero con poca sustancia, con apenas dos o tres momentos buenos y pare usté de contar. Se deja ver, te asusta dos o tres veces y a olvidarla toca. Y es una lástima, porque un tema como este ya tenía la mitad del camino recorrido, con un acojone del personal a priori.
Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de TerrorfanX.
¿De quién es la mano que hay en la puerta?
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