Todo lo que nunca quisiste saber sobre el cine de terror exploit de los años 80 (y demás muestras cinematográficas del video comunitario y del arte friki así en general) y que jamás se te ocurrió preguntar porque te daba igual
Los nuevos bárbaros (Esto tiene más títulos que una bolsa de garbanzos: Il nuovi Barbari;Metropolis 2000; 2019: Il nuovi barbari; The new barbarians: Warriors of the Wasteland; y yasta. 1982. Italia y Estados Unidos) Dirección: Enzo G. Casteralli Productora: Fulvia Films y Deaf International (que los yankis también pusieron sus dineros, aunque no se note) Guión: Tito Carpi, Enzo G. Casteralli, Antonio Visone Música: Claudio Simonetti Fotografia: Fausto Zuccoli Género: Ciencia-Ficción Post-apocalíptica del baratillo. Intérpretes: Giancarlo Prete, Fred Williamson, George Eastman, Anna Kanakis Sinopsis: Sin paños calientes: esto es como Mad Max 2 pero en cutre total. En el año 2019 acaba de terminar una guerra nuclear y apenas quedan unos cuantos supervivientes que se dividen en dos grupos: los buenos, que intentan crear una nueva sociedad de buen rollo, y en el bando contrario hay una mancha de hijos de puta que se cargan a todo lo que se menea y que si te descuidas te sodomizan entero. Pues bien, entre ambos bandos hay un chulito llamado Escorpión, que en el fondo es bueno y ayuda a la gente, sobre todo si son tías buenas. Pues nada, se pasan toda la película dando vueltas con coches de feria y pegando tiros.
¡Vivan los exploitation con gracia y salero! y nadie como nuestros amigos italianos para hacer unas películas tronchantes, cutre-lux, divertidas y con alguna buena hostia bien dada. "Los nuevos bárbaros" entra dentro de este subgénero degenerado que lo mismo te partes la caja de risa como que te da un poquito de vergüencica ajena, sobretodo por las numerosas influencias de la mítica película de George Miller. Por un lado, tenemos a ese Max Rockatansky de saldo con un coche tuneado por el neng de Castefa porque más absurdo no puede ser. A parte de unos tubos que no sirven para nada y un maletero con más peligro que una caja bombas, el techo del coche tiene una especie de esfera de cristal transparente que por la noche se pone de un color verde menta y que no sirve absolutamente para nada. Por otro lado, si le das a un botón, las puertas salen volando y encima en el coche no hay espacio para jincar, porque una gachí que se encuentra el tío y tienen que consumar en una tienda de campaña transparente. Como fiel ayudante de Escorpion está un señor negro habitual en las películas de Casteralli llamado Fred Williamson (aunque me da que su verdadero nombre no es éste) que aquí se pasa toda la película lanzando flechas explosivas (que el arco se lo tuvo que dejar Rambo) y mojando el churro a la mínima oportunidad. Y por último tenemos al niño de la película, que si en Mad Max 2 el peque era un semisalvaje que lanzaba un boomerang asesino, aquí tenemos a este niño que se lo pasa pipa con el tirachinas. Por cierto, aquí os pongo la foto del nene, a ver si adivináis en qué película sale (va, que es fácil)
Mención especial merecen los malos del film, con unos trajes calcados al de las tropas imperiales de Star Wars (de blanco nuclear pero sin el casco) y que a nivel metafórico pierden bastante aceite. Emulando al genial Homungus y a su ambigüedad sexual, los malos de "Los nuevos bárbaros" no son ambigüos ni nada, que son fanáticos religiosos gayers que a la hora de castigar a sus enemigos los ponen con el culo en pompa y los sodomizan sin contemplaciones. Si es que con el rollo religioso-ceremonial el líder de los malos se pone las botas cosa fina (aunque al final y os suelto un Spoiler, el malo tendrá su justo castigo porque será penetrado por detrás por un taladro ¿no querías caldo? ¡pues toma dos tazas!) Y nada más que decir de esta película del todo a 100. Es mala, sí, pero también es delirante y divertida. Aunque todas las escenas de acción estén rodadas en los descampados del extrarradio de alguna ciudad italiana, al menos son de lo mejorcito que ha hecho Casteralli, el cual se caracteriza por perpetrar unas tomas confusas totales. Aquí al menos vemos tiros a punta pala (aunque me pregunto de qué están hechas las balas, porque la gente es que revienta del to), gente atropellada y quemada viva y unas cuantas chulerías y cipotoides posapocalipticos. Resumiendo: de lo mejor de Casteralli, lo cual tampoco es decir mucho. Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de afguyd.
Guión: Steven Soderbergh basado en la novela de Stanislaw Lem
Música: Cliff Martínez
Fotografía: Steven Soderbergh
Género: Ciencia ficción y drama humano y metafísico
Intérpretes: George Clooney, Natasha McElhone, Jeremy Davies, Viola Davis
Sinopsis: Por lo visto, hay un planeta nuevo en la otra punta del universo llamado Solaris que es un misterio para los científicos, por eso mandaron una estación espacial para investigarlo. Desgraciadamente, un buen día, los científicos de la estación cortaron toda comunicación con la Tierra y dijeron que de volver a casa nanai, que ellos se quedaban junto a Solaris ad infinitum. Por este motivo la autoridad competente manda a la estación espacial a George Clooney, que aquí interpreta a un psicólogo muy bueno, para descubrir qué le ha pasado a los miembros de la tripulación y, si están vivos, para convencerlos de que regresen a la Tierra. Y allí va el chavea, sin saber que su vida cambiará para siempre porque Solaris tiene el poder de convertir los sueños en realidad.
La ciencia-ficción es un género con muchas variantes y bajo este epígrafe podemos encontrar películas muy diferentes entre sí. Pues bien, el "Solaris" del siglo XXI, que es remake de la película homónima realizada por Andrei Tarkovsky en 1972, entraría dentro del subgénero "Ciencia-ficción-coñazo", caracterizado por una puesta en escena minimalista, una ritmo narrativo muy muy lento, una música hipnótica monocorde y una presunta complejidad argumental que enmascara la simpleza del guión. A este subgénero pertenecen películas como "2001: una odisea en el espacio" o "Moon" y con esto ya está todo dicho. Si te van las space opera con sus naves espaciales lanzando rayos plan Star Wars o las películas de monstruos con atmósferas claustrofóbicas y terroríficas plan Alien u Horizonte Final mejor será que pases de largo a la hora de visionar la peli de Steven Soderbergh, porque lo más probable es que te aburras bastante. No obstante, desde aquí os invito a verla, ya que la peli sólo dura hora y media (a diferencia de las casi tres horas de la peli de Tarkovsky) y además cuenta con otros alicientes como la bellísima Natasha McElhone o el culito de George Clooney (que puestos a enseñar culos ¿por qué no enseñaron también el de mi Natasha? ¡qué injusticia!)
Al igual que en el libro o en la película original, Soderbergh aborda dos cuestiones fundamentales a la hora de narrar su historia: Primero, la lucha filosófica entre idealismo y materialismo, y segundo, el conflicto existencialista entre la predestinación y el azar. Pero el director norteamericano se centra casi exclusivamente en la relación romántica entre el protagonista (culo incluido) y su antigua compañera, mostrándonos mediante numerosos flashbacks la compleja unión de ambos personajes y su trágico desenlace. O sea, que nadie espere ver un análisis profundo de las relaciones humanas ni una crítica solapada al materialismo filosófico tal como reflejaba la película de Tarkovsky, ya que Soderberg limita bastante el campo de acción (quizás porque es consciente de sus limitaciones a la hora de emprender un proyecto de semejante envergadura) y nos cuenta una trágica historia de amor con toques existencialistas y va que chuta.
A nivel técnico la película es correcta, con unos efectos especiales adecuados para la historia que está narrando, o sea, muy sutiles y armoniosos. La peli también posee una absurda y gratuita sorpresa final que no sé por qué la han puesto, ya que no afecta para nada la trama principal. Y en cuanto a la pareja protagonista, pues la verdad es que no dan ni frío ni calor ya que la química entre ambos es casi inexistente. Soderbergh no consigue hacernos creer que la relación entre Clooney y mi Natasha es apasionada e inmortal, más bien parece la historia de una pareja pequeñoburguesa que discuten por chorradas. El drama, la fuerza, la tragedia y todas esas cosas que te ponen los pelillos de punta cuando te cuentan una buena historia de amor brillan por su ausencia en el film de Soderbergh.
En fin, "Solaris" es una película donde la ciencia-ficción es una excusa para contar una historia de amor. ¿Eso es bueno? ¿Eso es malo? pues ni lo uno ni lo otro, depende de como te levantes ese día y de cuales sean tus necesidades culturales.
Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de cheapflixmovies.
Género: Superhéroes, ciencia-ficción y comedia gamberra juvenil
Intérpretes: Javier Gutiérrez, Elsa Pataky, Leonardo Sbaraglia y Guillermo Toledo
Sinopsis: Salvador es un dibujante de cómic fracasado creador del superhéroe friki "El niño bola", una criatura superpoderosa miembro de un linaje de superseres procedente de otra dimensión, educado desde pequeño por su maestro el Antropomosca y con la habilidad de crear campos de fuerza. Lo que no sabe Salvador es que él mismo es ¡El niño-bola! que de pequeño fue llevado a nuestra dimensión para salvar a la Tierra del fin del mundo. Pues mira tú qué casualidad que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina, ya que el amigo de la infancia de Salvador, Arturo, es en realidad un supervillano llamado Nova que ambiciona el poder supremo aunque para conseguirlo tenga que destruir nuestra dimensión y la suya. Pero que nadie se asuste, que aquí llega el Antropomosca, que le revela a Salvador su verdadera identidad y lo entrena para que salve al mundo y se ligue a Elsa Pataky.
Vamos a ver si no me hago la picha un lío...analizar y comentar esta peli es algo complicado e jodido, porque "Santos" se encuentra en una extraña tierra de nadie donde sin ser mala del todo tampoco es precisamente buena y aunque la peli es entretenida, también es aburrida y decepcionante. Nicolás López continúa con sus historias autobiográficas sobre frikis inadaptados sociales que casi nunca se comen un rosco, que tanto éxito le dió con su opera prima "Promedio Rojo", pero además le añade toda la iconografía del universo superheróico propias de los cómics Marvel y DC y los rasgos más característicos de la ciencia-ficción estrafalaria y camp, creando una amalgama extraña y confusa que en teoría tendría que agradar a los frikis del mundo entero pero que en la praxis no satisface las expectativas de nosotros los degustadores de la subcultura popular. Quizás, tal como señala la sabidurida popular, "quien mucho abarca poco aprieta" y en el intento de crear la obra magna del frikismo planetario, Nicolás López mordió más de lo que podía tragar y el proyecto le acabó superando.
Sin duda alguna, lo que más chirría de la peli es la complejidad innecesaria de su guión, lleno de flashbacks, historias paralelas, entornos apocalípticos y montones de información por centímetro cuadrado. ¿A qué viene complicarse la vida tanto? ¿tan malo era hacer una película con su planteamiento, nudo y desenlace? Su ritmo argumental es irregular y confuso y se pasan media película explicando mogollón de cosas que ni nos importan ni nos interesan. Por ello, las buenas ideas que tiene el film (que las tiene) quedan diluidas por su guión coñazo y enciclopédico más interesado en el detalle innecesario que en contar una buena historia.
Porque ésa es otra: la historia, original lo que se dice original no lo es mucho, ya que tiene influencias a punta pala de tramas ya vistas en cómics (Green Lantern, Supreme) y series de televisión (Héroes), quedando todo muy tópico y predecible. Incluso el lado "romántico" de la historia no escapa de la norma dentro del mundo friki, donde el más inadaptado y feo al final se acuesta con la tía más buena de la peli (algo que siempre ocurre en la vida real ¿a vosotros no os pasa?)
En cuanto a los personajes, pues hay de todo un poco. Javier Gutiérrez está bien en su superencasillado papel de mindundi tirillas y Leonardo Sbaraglia queda genial interpretando a un malvado supervillano sofisticado (aunque a veces se pone un pelín espeso con tanto histrionismo). Guillermo Toledo, actor de un solo registro (el de golfo simpático) queda fatal en su papel de venerado maestro aunque sus momentos escatológicos son divertidos a la par que repugnantes (con todos esos chistes sobre cacas sacados de un cómic del Dr. Slump). Y por último está nuestra Elsa Pataky, que está más buena que el pan y que, como en casi todos sus películas, hace una magnífica interpretación de mujer-florero cuyo máximo interés es ser objeto sexual de los protagonistas de la película y ser secuestrada al final de la misma. Aunque, obviamente, su cuerpo serrano es un infalible reclamo para espectadores como nosotros, que tenemos el vicio de Onán, aunque también es este aspecto la película decepciona, porque, exceptuando dos escenas, Elsa está bastante tapada.
Paradójicamente, lo mejor del film son sus efectos especiales, correctos y poco más, debido a lo ajustado del presupuesto. No obstante, Nicolás López sabe sacarle provecho a lo poco que tiene para crear un universo irreverente, expresionista, lleno de colores chillones y tonos exageradamente grotescos, con unos fondos y escenarios fieles al espíritu comiquero más camp y futurista, otorgándole al film una estética sugerente y divertida, impactante y gamberra, muy parecida a la de "Ultravioleta" de mi subyugante Mila Jovovich.
A nivel de taquilla "Santos" fue un fracaso absoluto, ya que el público no pudo comprender ni quiso aceptar su apabullante planteamiento ni su desarrollo irregular. Y la verdad es que esta reacción era la más lógica del mundo, porque a nivel global, la película no da ni frío ni calor. Técnicamente es correcta pero a nivel artístico deja mucho que desear.
Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de laguiago.
A ciegas (Blindness, 2008, Brasil, Canadá y Japón)
Dirección: Fernando Meirelles
Productora: Miramax Films y un puñao de productoras más
Guión: Don McKellar basado en la novela "Ensayo sobre la ceguera" de José Saramago
Música: Marco Antonio Guimaraes
Fotografía: César Charlone
Género: Ciencia-Ficción apocalíptica y drama humano con sus virtudes y sus miserias
Intérpretes: Julianne Moore (¡que le den un Óscar ya!) (u dos), Mark Ruffalo, Danny Glover, Alice Braga, Gael García Bernal y sale la china de Anatomía de Grey.
Sinopsis: Un señor japonés se queda ciego en mitad de un semáforo y en seguida va al oculista para que le diagnostique, pero el doctor no tiene ni idea de qué le pasa en los ojitos, así que lo manda para su casa y a otra cosa. No obstante, el mismo oculista, al día siguiente, se vuelve también invidente perdido y entonces sospecha que tiene que ser un virus o alguna otra mierda contagiosa, por ello el gobierno lo coge de los hombros y lo encierra en unas instalaciones militares con otros ciegos para que no molesten. El problema es que la infección, cuando hace pop, ya no hay stop. Afortunadamente, entre todos los ciegos hay una persona que aún conserva la vista, y además es mi Julianne Moore, que con una generosidad infinita está dispuesta a sacrificarse por el bienestar de sus compañeros topoides. El problema es que hay ciegos cabrones que son unos salvajes y quieren imponer su ley a golpe de bastón y además te venden cupones que no toca ni el reintegro.
Pocos géneros como la ciencia-ficción te permiten realizar análisis críticos de la actualidad y de la naturaleza humana tan guapamente con el suficiente distanciamiento como para ser salvajemente mordaz y directo y además son lo suficientemente entretenidos como para que la gente no se aburra con tanta moralina. Pues bien, "A ciegas" entra dentro de este tipo de películas, donde el mensaje existencialista y el trasfondo filosófico-humanista es más importante que la forma post-apocalíptica de infectados zomboides metafóricos. Por algo la película adapta una obra del premio nóbel portugués José Saramago (1922-2010), un gran escritor que se dedicó toda su vida a analizar y cuestionar la realidad de manera combativa y concienciada a través de un estilo narrativo tan fascinante y creativo como el realismo mágico. Por cierto, no voy a entrar en el debate de si "Ensayo sobre la ceguera" es un homenaje-plagio de "El día de los Trífidos" John Wyndham (novela donde se narra la invasión de unos aliens dejando ciegos a los habitantes de la Tierra) más que nada porque no me he leído ni novela de Saramago ni la de los trífidos, pero supongo que no hay plagio, que el tema de la ceguera mundial es muy goloso y es normal que varios autores coincidan en él, por su enorme potencial simbólico. Por todo esto, si estás buscando una película tradicional de ciencia-ficción apocalíptica con sus preguntas y respuestas, mejor no veas "A ciegas", porque el cogollo del film es la interacción de los personajes, con sus dramas y sus miserias, siendo los elementos fantasticos meros instrumentos para el análisis y la disección de la naturaleza humana bajo condiciones extremas.
Pero tampoco te asustes, cojones, que parece que para ver la película hay que hacer un comentario de texto. Fernando Meirelles crea una obra donde el tema principal es la supervivencia del individuo como ser social bajo condiciones infrahumanas, plasmando de manera realista una atmósfera miserable e insalubre, propia de campos de exterminio, donde la ley del más fuerte acaba imponiéndose de manera irremediable. Los personajes de la película se verán obligados a realizar actos impensables en condiciones normales, como mendigar o prostituirse por comida, vivir con basura y mierda hasta el cuello e incluso pensar en el asesinato como acto de venganza y de supervivencia. Las condiciones materiales acaban imponiéndose al individuo y el fino barniz de civilización se desgasta ante situaciones concretas (en este caso, la reclusión arbitraria de unos enfermos), y cuando la civilización desaparece, lo único que queda es la naturaleza humana, en toda su gloria y en toda su podredumbre. Y mientras algunos intentan construir una comunidad igualitaria a través de la solidaridad y la compasión, otros (cabrones) se convierten en parásitos repugnantes que pretenden vivir a cuerpo de rey explotando a los más débiles. De todas formas, esto mismo ocurre en la actualidad en todo el mundo, sin necesidad de que la gente se vuelva miope perdida y muchos de nosotros somos ciegos ante estas atrocidades.Meirelles logra reproducir en imágenes esa sordidez física y espiritual que domina las relaciones humanas, aunque también pone de manifiesto la bondad y la generosidad del ser humano, que cuanto más jodido estamos, más valoramos lo que realmente importa (por ejemplo, el marido de Julianne Moore le pone los cuernos y ella se lo perdona porque comprende que el casquete ha sido un desahogo pasajero).
Y hablando de mi Julianne, la muchacha hace una interpretación soberbia llena de ternura, fuerza e incluso visceralidad (que si le tiene que cortar el cuello a un chuloputas, se lo corta y punto). Las características principales de su personaje son el coraje, la generosidad y, sobre todo, el amor. Por amor a su marido fingirá la ceguera y se dejará encerrar con él. Y por amor a su nueva comunidad, pasará por un calvario para sustentar a sus compañeros. No obstante, su personaje sufre una metamorfosis cuando comprende que por mucho que se esfuerce no puede salvar a todo el mundo y a partir de aquí centra su amor en su nueva familia, un grupo reducido de seres queridos cuyos únicos lazos de unión son las penurias que han pasado juntos.
Mención especial merece la iluminación del film, muy luminosa y deslumbrante, con muchas imágenes quemadas, para simular la ceguera especial que invade a los personajes.
Resumiendo, "A ciegas" es una película para disfrutar y para reflexionar, que te sobrecogerá y removerá cosas en tu interior.Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de activania.
Productora: Sony Pictures Classics/ Liberty Films UK
Guión: Duncan Jones y Nathan Parker
Música: Clint Mansell
Fotografía: Gary Shaw
Género: Astronautas tirillas con crisis de identidad
Intérpretes: Sam Rockwell y pare usted de contar, que la peli es minimalista a tope. Bueno, vale, también sale Dominique Mcelligot a modo de recuerdo y Kevin Spacy le pone voz a un robot muy salao
Sinopsis: El futuro de la humanidad no está fatal, porque por fin han descubierto que la mejor energía es la solar y ahí están ellos, sacando energía solar hasta de debajo de las piedras, literalmente, porque están recolectando piedras lunares para exprimirlas y pillar potencia. Como todo el trabajo está mecanizado, la supervisión de la tarea sólo la realiza un astronauta allí solito en la luna sin nada mejor que hacer que darle a unos botones de colores. El protagonista de la peli es el astronauta Sam Bell, que éstá a punto de regresar a la Tierra después de pasarse tres años cogiendo piedras en la Luna de Valencia. El chaval está que no cabe en sí de gozo, entre otras cosas porque el pobre está casado y no ha catado a la parienta desde hace 36 meses. Quizás por nerviosismo o quizás porque se está volviendo loco, Sam está teniendo extrañas visiones de mear y no echar gota, pero él se queda calladito, no se vaya a enterar nadie y le jodan el regreso a casa. Desgraciadamente la situación se le escapará de las manos y el chavea descubrirá un terrible secreto que pondrá patas arriba su modo de entender la vida.
Película independiente habemus, así que no nos queda otra que ponernos nuestras gafas de cerca para distinguir el grano de la paja, lo sublime y la soplapollez pretenciosa, para así poder dar una justa valoración de la película (o cagarnos en las muelas de su director, según nos plazca). "Moon" no es una genialidad innovadora y revolucionaria como quiere vendernos Sundance, pero tampoco es un bodrio insufrible y gapafastoide que no lo entiende ni la madre que lo parió. El film se queda en un plácido punto medio que lo hace interesante y entretenido para un sector amplio del público, con un discurso reivindicativo bastante suave y para todos los públicos (no se vaya a creer la gente que el tío es un rojo) pero desgraciadamente la película no aporta nada nuevo en esto de la ciencia-ficción. Si bien en un principio su argumento es original y desconcertante, cuando se resuelve el misterio de la trama a mitad de la película, la historia se encarrila de una manera predecible y convencional, perdiendo su carácter innovador y encauzándose por caminos más convencionales. La peli tiene influencias a punta pala, siendo las más evidentes "2001, una odisea del espacio" (por su atmósfera fría y aséptica) (y por sus artesanales efectos especiales), Solaris (por todo ese rollo del cuestionamiento de la identidad y de los paraísos perdidos) e incluso tiene algo de "Atmósfera Cero" (Peter Hyams, 1981), con lo de la llegada de los mercenarios y la cuenta atrás. Por supuesto no voy a entrar en el bizantino debate de si esto es homenaje, copia, plagio, retroalimentación, memoria fotográfica o posmodernismo, aunque debo reconocer que poco original sí que es. No obstante, la pelicula posee un tono kafkiano muy logrado, reproduciendo una situación angustiosa, irracional y burocrática. Y en cuanto al mensaje último de la película, aunque es encomiable y realista (aún con energía solar, las empresas privadas siempre están dispuestas a putear al trabajador y a sacar el máximo beneficio), no deja de ser tontorrón, simplista e incongruente (¿no resulta más barato contratar a un obrero que montar todo este circo de tres pistas?).
De todas las maneras humanas, lo realmente importante de la película es la interpretación de Sam Rockwell, que el tío es un fenómeno y el solito lleva todo el peso de la película. Siguiendo la estela del cine independiente de manual, Sam Rockwell desarrolla su personaje en toda su profundidad, con sus múltiples facetas y matices, representando las diferentes edades del ser humano: Sam es imprudente, temerario e inquieto como un adolescente, maduro, reflexivo y capaz como un adulto y paciente, sabio y resignado como un anciano. Además, el muchacho tiene una cara de perdedor y empanao que casa mucho con su rol dentro de la trama, un auténtico fracasado que lucha por recuperar un ápice de la dignidad perdida. También destaca el entrañable robot GERTY, con la voz de Kevin Spacy (en el original, of course), auténtico amigo y compañero del pobre Sam y más humano que los seres humanos, al más puro estilo Asimov. Y ya puestos a destacar, la música de Clint Mansell también está muy bien y refuerza la atmósfera irreal y claustrofóbica de la película.
En fin, "Moon" es una película correcta y decente, aunque sin muchas sorpresas ni sobresaltos. Ideal para presumir de gafapastas con los amigos, porque, para ser independiente, es muy accesible, entretenida y asequible. Pero la peli queda lejos de ser la obra maestra que intentan vender algunos críticos. "Moon" está bien y va que chuta. Aquí os dejo el trailer del film (aquellos que no hayáis visto la peli, mejor no lo veais, porque te destripa la única gran sorpresa del film) cortesía de watchCulturetainment.
Además, aquí os dejo el tema central del film, generosidad del canal de you tube goodandawesome.
Horizonte Final (Event Horizon, 1997, Estados Unidos)
Dirección: Paul W. S. Anderson
Productora: Paramount Pictures
Guión: Phillip Eisner
Música: Michael Kamen
Fotografía: Adrian Biddle
Género: Ciencia-Ficción realista y terror pichológico e infernal
Intérpretes: Laurence Fishburne, Sam Neil, Kathleen Quinlan, Joely Richardson
Sinopsis: Estamos en el año 2047 y por lo visto los viajes espaciales son habituales y corrientes. También es habitual que la nave se joda en mitad del espacio, por eso existen naves de rescate para auxiliar a los pasajeros de los aparatos siniestrados. Una de estas naves, "Lewis&Clark" recibe una misión mu chunga: viajar a Neptuno en busca de una peazo nave espacial llamada "Horizonte Final" que por lo visto es capaz de atravesar dimensiones para superar la velocidad de la luz, pero que en su primer viaje desapareció sin más y si te he visto no me acuerdo. Lo que no saben los muy tontolhabas es que el aparato se ha dado una vuelta por el infierno y todavía huele a cuerno quemado.
"Horizonte Final" es una de esas películas que sin ser una obra maestra despierta notablemente el interés del espectador, y gracias a su impactante planteamiento y a su atmósfera siniestra, la peli es difícil de olvidar. Sin querer inventar la rueda e influenciada por muchas películas de ciencia-ficción y terror, Paul W. S. Anderson realizó un film correcto y sin pretensiones que consigue lo que se propone: inquietar al respetable público, que no es poco. No obstante, la película poseía un inmenso potencial gore y bestial que no fue explotado totalmente, limitándose al terror psicológico y poco más.
En 1979 Riddley Scott definió un subgénero dentro de la ciencia-ficción cuando realizó "Alien, el octavo pasajero" y este subgénero recibió el nombre colorista de "los camioneros del espacio", esto es, un grupo de trabajadores que están en el espacio sideral a cambio de una remuneración económica. En lo último que piensan estos "camioneros" es en vivir aventuras por las galaxias, y su mayor preocupación es acabar su trabajo lo antes posible y cobrar el cheque a fin de mes. Pues bien, el mayor mérito de "Horizonte Final" es que reproduce a la perfección este realismo laboral y el director consigue crear un grupo convincente de "guardacostas" que están ahí porque es su trabajo y de algo hay que vivir, pero que ganas de experimentar sensaciones nuevas y diferentes, muy poquitas. Los personajes interpretan a la perfección el tedio de realizar unas tareas monótonas pero en ningún caso quieren momentos "sorpresa" que le animen la jornada laboral.
Aquí no acaban las similitudes con "Alien, el octavo pasajero" porque el film de Paul W. S. Anderson también mezcla la ciencia-ficción con el terror de manera equilibrada y armónica sin que el cocktel resulte indigesto ni inverosímil. La intención original del director era crear un film con dos partes muy diferentes entre sí: en la primera primaría el suspense y el terror psicológico mientras que en la segunda abundaría el gore y el sadomasoquismo plan Hellraiser. Desgraciadamente, en la sala de montaje, la productora dijo que nones y las escenas brutales fueron censuradas, acortadas o puestas de manera supersónica que apenas se pueden ver. Por eso, la película se queda un poco coja y parece que le falta un clímax que nunca llega y cuando llega es poco satisfactorio. Y es una lástima, porque el planteamiento del film es muy interesante pero su desarrollo es bastante trillado y poco original ya que, vamos a ver, que te venga un cenobita con un cuchillo jamonero y te corte los huevecillos sí que impresiona, pero que la tripulación sufra alucinaciones protagonizadas por sus peores pesadillas...¿no lo hemos visto ya mil veces en el cine, en la tele, en el cómic y hasta en la sopa? Sin ir más lejos, ese mismo año se estrenó una película con una trama parecida, "Esfera", donde los protagonistas son atormentados por sus peores pesadillas. Por ello, da un poco de coraje que una película con un planteamiento tan original e interesante tenga un desarrollo tan poco original. Aunque claro, la culpa no es del director sino de los productores que son unos cabrones. A pesar de todo, la atmósfera tétrica y pavorosa del film cumple con creces la tarea de sacar la historia adelante y aunque la película está censurada, aún podemos disfrutar de alguna bestialidad, como sodomizaciones, huevos oculares reventados o arrancados, que a un tío le saquen las tripas por la boca y unas cuantas burradas más.
No obstante, como ya dije en un principio, la peli tiene una legión de fans incondicionales que la defienden a capa y espada y que argumentan que un excesivo gore podría haber estropeado la atmósfera de terror psicológico que caracteriza al film. Puede ser. O puede que no. Lo que es un hecho es que tanta tensión y tanta angustia y tanto suspense y al final nasti de plasti.
En fin, y resumiéndolo mucho, "Horizonte Final" está bien, pero podría haber estado mucho mejor. Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de EstrellaMatutina666.
Guión: Izo Hashimoto y Katsuhiro Otomo, basado en el manga de Otomo
Música: Sublime, compuesta por la Geinoh Yamashirogumi
Género: más bien en plural, porque la peli tiene un montón de cosas: ciencia-ficción ciberpunk, acción y rayos de colores, filosofía y misticismo para parar un tren y futuros distópicos y ultraviolentos.
Intérpretes: la peli es de dibujos animados, así que aquí pongo las voces de los actores japoneses que la doblaron. Mitsuo Iwata (Kaneda), Nozumu Sasaki (Tetsuo), Mami Koyama (Kei), Taro Ishida (Coronel Shikisima). Y ahora, con vuestro permiso, voy a poner los nombres de los actores del doblaje en español, en concreto del primer doblaje en castellano que se hizo de la película, que por lo visto con el paso del tiempo y las remasterizaciones, han doblado la película tres veces. La que más me gusta es la primera ya que el gran trabajo profesional de los actores le da una mayor verosimilitud a la película. Aquí van: Sergio Zamora le pone voz a Kaneda, Albert Trifol Segarra interpreta a Tetsuo y José Luis Sansalvador interpreta al Coronel. Por cierto, ya que estoy aquí os comento otro dato de la película: "Akira" fue uno de los primeros films de animación japonesa en utilizar el "pre-scoring", esto es, grabar primero las voces y después hacer la animación moviendo la boca del muñeco según lo que diga la voz.
Sinopsis: El futuro de la humanidad está fatal (más concretamente el año 2019). Neo-Tokio es una ciudad decadente y frívola, llena de suciedad y porquería, políticos corruptos, estadios olímpicos a medio construir, guerrilleros revolucionarios, científicos locos con maquinitas de colores y bandas de motoristas repartiendo y recibiendo leña. A este último subgrupo pertenecen Kaneda y Tetsuo, dos colegas que en mitad de una pelea contra la banda rival se encuentran con un niño-viejuno mutante que revienta la moto de Tetsuo con el poder de su cabezón. Acto seguido aparece el ejército y se llevan a Tetsuo para hacerle unas pruebas y ya de paso experimentar un poquito con él, porque por lo visto, su ADN se parece un montón al de otro experimento fallido del pasado, un tal Akira, que por su culpa, en el año 1988, estalló la Tercera Guerra Mundial. Mientras, Kaneda intentará ligarse a una tía buena que, fíjate tú qué casualidad, pertenece a un grupo guerrillero que tiene como objetivo desmantelar un proyecto secreto del gobierno que hace experimentos con seres humanos, el mismito proyecto en el que está prisionero Tetsuo, y ya que estamos, Kaneda decide rescatar a su antiguo compañero. El problema es que Tetsuo se está poniendo polluo, con muchos superpoderes y al final no necesita que lo rescaten, más bien lo contrario, porque a la mínima, el chico te monta un apocalipsis tan guapamente.
En cuestión de cómic y dibujos animados, Occidente siempre le ha tenido mucho miedo a Japón. En el país del sol naciente, la fama y la popularidad de los mangas y los ánimes es increíble, con una aceptación general y unas ventas multimillonarias y potentes, algo impensable para cualquier país de occidente, incluido Estados Unidos. Pero nosotros los occidentales, más chulos que un ocho, siempre teníamos la baza de la calidad y cuando algún otaku gafapastas nos mentaba a Hayao Miyazaki y su Nausicaa, nosotros, muy enteraos, sacábamos a Walt Disney del congelador. Pues bien, en 1988 se nos acabó el rollo, porque el magaka Katsuhiro Otomo hizo una película de leyenda que le costó sus 7 millones de dólares, pero el chacho se los gastó bien gastados, porque "Akira" es una película revolucionaria en todos los sentidos, tanto formal como temáticamente, que no sólo cambió el panorama de la animación internacional, sino también nuestra visión de la cultura popular oriental, abriendo un camino bien grande dónde todo el genial frikismo japonés entraría a espuertas a comienzos de la década de los 90.
Originalmente "Akira" era un manga publicado por entregas en la revista Young Magazine, dibujado y guionizado por Katsuhiro Otomo. Desde 1982, a través de sus lápices, Otomo narró una historia distópica llena de misticismo, espiritualidad y violencia cuyo virtuosismo y realismo visual no tardó en cautivar al público nipón. En Japón, los mangas de más éxito tienen su inevitable adaptación a la animación para televisión, pero aquí fue donde Otomo dijo nanai no, no, que si hay que hacer Akira animado, yo tiro la casa por la ventana y hago un peliculón como una catedral. Y a medida que avanzaba el proyecto, la película le fue robando protagonismo al manga, y tanto fue el cántaro a la fuente que Katsuhiro decidió dejar de dibujarlo para centrar todos sus esfuerzos en él film (de hecho, el cómic terminó de publicarse en 1993). Y se ve que Otomo es bastante detallista y cabezón, porque el hombre no paró hasta reflejar en pantalla su historia metafísca con un realismo alucinante, casi rozando la imagen real (lo cual, como ya dije antes, le costó una pasta gansa y el hombre tuvo que crear un comité para poder financiar la peli). Por todo esto, "Akira" fue un proyecto faraónico de una magnitud sin precedentes, ni siquiera en la todopoderosa Disney, y tanto esfuerzo tuvo su recompensa, ya que la película de Otomo fue un éxito internacional y es considerada una de las mejores películas de animación japonesa de todos los tiempos (y no sólo japonesa, sino también de la animación mundial, con dos cojons).
No obstante, a pesar de que el film derrocha genialidad por los cuatro costados, Otomo no pudo superar el inevitable handicap de toda adaptación de una obra extensa. El manga tiene más de dos mil páginas y es materialmente imposible meterlo todo en una peli de dos horas. Por ello, multitud de tramas y personajes apenas están desarrollados en la película o simplemente no salen. Por ejemplo, ahora me viene a la memoria una enfermera del instituto de Kaneda, que el chaval se la trajina para que le dé drogas y que al final la muchacha se queda embarazada; o por ejemplo, en el cómic la anciana mística tiene un papel fundamental pero en la peli sólo sale en dos ocasiones, y así un montón de cosas. No obstante, Katsuhiro Otomo consigue realizar una muy buena adaptación, creando un film diferente al manga pero conservando su mismo espíritu, y a pesar de que su final no lo entiende ni la madre que lo parió, se puede disfrutar a tope porque la peli tiene su planteamiento, nudo y desenlace (otra cosa es que no te enteres del desenlace).
A nivel argumental, "Akira" narra un historia llena de diferentes niveles. El más llamativo y evidente es el protagonizado por toda esa imaginería ciberpunk, con Kaneda en la moto, las explosiones y los rayos láser y los edificios a tomar por culo. Buena parte del éxito de la película reside en la verosimilitud de las escenas hiperviolentas, que te dejan con la boca abierta por su crudeza y espectacularidad. Pero "Akira" es mucho más que eso, siendo un auténtico comedero de coco intentar darle una explicación coherente a tanto misticismo y espiritualidad. El tema central de la película es la decadencia del viejo orden y la llegada de un renacimiento cósmico del copón. Hay que reconocer que el mensaje del film es un poquito bastante conservador, con esas democracias decadentes y corruptas, esos militares firmes e impertérritos, esos golpes de estado regeneradores y esa visión de la ciencia como amenaza sacrílega, pero es que el cogollo de la película es filosóficamente idealista y se asienta en el convencimiento de la supremacía del espíritu sobre la materia, espíritu que trasciende la carne y la mente para alcanzar su verdadero potencial místico. El mundo de "Akira" es un mundo decadente, estéril, vacío e ignorante de valores como la tradición, el deber o la disciplina. El ser humano, en nombre de la ciencia, rompió el equilibrio natural de las cosas y al final pasa lo que pasa, que el mundo realiza una transición bestial y monstruosa para recuperar el equilibrio, llevándose por delante a la mayor parte de la población mundial. En fin, Serafín, algunos de estos planteamientos maniquéos nos recuerdan mogollón al cine de ciencia-ficción norteamericano de los años 50, donde los malos eran los científicos de bata blanca y los buenos eran los militares prudentes, sensatos y con un buen pistolón. Pero Katsuhiro Otomo realiza una obra tan extraña y fascinante que las posibles y discordantes interpretaciones abundan como las setas después de la lluvia, y donde algunos ven una apoligía criptofascista otros ven una película anarquista-revolucionaria. Lo que está claro es que Otomo otorga una vital importancia a la espiritualidad del ser humano, auténtica esencia de la persona.
Dejando a Confucio a un lado, "Akira" también habla de las diferentes caras de la adolescencia, personificadas en cada uno de los personajes protagonistas: Kaneda representa la impetuosidad y la arrogancia; Tetsuo, la inseguridad y los sentimientos contradictorios y desbordantes; y Kei, el idealismo y el espíritu combativo. La mutua interacción de estos tres personajes modificarán su forma de ser y su visión del mundo, produciendose unas mutaciones radicales e influencias recíprocas: Tetsuo deja atrás sus dudas y temores y se convierte en una fuerza del universo y Kaneda se contagia del fervor revolucionario de Kei e incluso se convertirá en un líder anarkista (tal como se ve al final del manga). También destaca la relación de amistad entre Tetsuo y Kaneda, una relación que confirma el dicho de que "donde hay confianza, hay asco" y subraya el hecho de que toda amistad duradera conserva por igual aprecio y rencor. Pero como dije anteriormente, la gran virtud de "Akira" es que se puede disfrutar como una buena película de acción y ciencia-ficción ciberpunk, hiperviolenta y realista con unas escenas de infarto que quitan el hipo, con sangre a borbotones y contusiones varias. Gracias a estas escenas, podemos perdonarle a Otomo lo críptico y confuso de su mensaje de fondo y también algunas pretenciosidades del argumento. Hablando en plata, la película está muy guay y punto.
En fin, no creo estar exagerando cuando digo que "Akira" supuso un antes y un después en el mundo de la animación y la ciencia ficción, generando una influencia clave para el género que aún perdura hoy día. Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de Bandai Entertaiment.
Mención especial merece la banda sonora de la película, una auténtica obra maestra y pieza imprescindible para el éxito del film. Los temas fueron compuestos por la Geinoh Yamashirogumi, un colectivo japonés formado por cientos de personas de todos los ámbitos de la vida laboral y cultural y que hacen una música muy perita y variada. El pseudónimo del colectivo es Shoji Yamashiro y los muchachos realizan una mezcla explosiva de estilos que van desde la música tradicional japonesa hasta el rock sinfónico. Aquí os dejo todos los temas del film, para que los disfrutéis a gusto, cortesía de OdachiBladeRebirth.
El tiempo en sus manos (The time machine, 1960, USA)
Dirección: George Pal
Productora: Metro Goldwyn Mayer
Guión: David Duncan basado en la novela de H. G. Wells
Música: Russell García
Fotografía: Paul C. Vogel
Género: máquinas en el tiempo decimonónicas y futuros distópicos en los que la humanidad se ha vuelto gilipollas (más aún, quiero decir)
Intérpretes: Rod Taylor, Alan Young, Yvette Mimieux, Sebastian Cabot
Sinopsis: Lugar: London; Época: Último día del siglo XIX (en realidad no, pero bueno); George es un peazo de científico que me ha construido una máquina capaz de desplazarse por la cuarta dimensión, esto es, ir de lante y pa trás en el tiempo, porque ya está harto de las guerras humanas y quiere ir al futuro en busca de la sociedad utópica de paz, progreso, concordia, tolerancia y tías buenas. Ante la incomprensión de sus amigos, que se han tomado a chirigota el tema de la cuarta dimensión, George se lía la manta a la cabeza y viaja al futuro a ver qué pasa. Tras salvarse por los pelos de una explosión atómica, George llega al año ochocientos dos mil setecientos uno y allí descubre una comunidad de jovencitos ários que sólo piensan en retozar bajo el sol y que, además de analfabetos, son imbéciles. Desengañado, George da media vuelta y decide volver a su época pero entonces descubre que su máquina del tiempo no está ¡My god! ¿acaso se la ha llevado la grúa porque estaba mal aparcada? No hijo, que se la han llevado los Morlocks, una variante humana caníbal, azul y cromagnón.
"El tiempo en sus manos" es una verdadera maravilla de película humana y una joya inolvidable de nuestra infancia. Su mayor virtud reside en su sencillez, en la sinceridad de sus planteamientos y en su deseo de ser una eficaz historia de aventuras y ciencia-ficción. Por todo ello, la obra de George Pal se ha convertido en un indiscutible clásico que, como la máquina de George, es a prueba del paso del tiempo y sigue entreteniendo igual de bien ahora, en el siglo XXI, como en el día de su estreno.
Lo más meritorio del film es su mensaje pacifista y cultural. Recordemos que la película fue realizada en plena guerra fría, con la Unión Soviética y Estados Unidos tensando la cuerda del enfrentamiento nuclear que tuvo su máximo exponente en 1962 con la crisis de los misiles de Cuba. La película narra la insensatez autodestructiva del ser humano, que en lugar de establecer lazos de tolerancia y respeto con sus semejantes, se empecina en imponer su punto de vista por la fuerza de las armas. Y claro, tanto va el cántaro a la fuente que al final se acaba rompiendo, sobre todo si tienes misiles nucleares que pueden destruir el planeta 20 veces. George Pal refleja a la perfección el anhelo del protagonista (alter ego de H.G.Wells) de encontrar una sociedad cuyos máximos valores sean la tolerancia y el conocimiento, y que, por una vez en la historia de la humanidad, la razón se imponga a la violencia (pues espera sentado, guapo). Otro elemento a destacar es el aislamiento que sufre el protagonista (tal y como lo debió padecer Wells), cuya mente progresista y lógica cosecha el rechazo, la incomprensión y la burla de sus coetáneos, que se aferran a cómodos conceptos caducos y reaccionarios en lugar de darle al coco y pensar por una vez en su vida.
La estructura argumental de la película es original y dinámica, compuesta por un gran flashback central que narra las aventuras de George en el futuro. Al igual que el hilo conductor del film, la trama juega con el espectador y va hacia delante y hacia atrás en el tiempo. La peli comienza con el protagonista recién llegado de su lucha contra los Morlocks para, acto seguido, retroceder una semana, al momento de la presentación de la máquina del tiempo a sus amigos (por cierto, con amigos como éstos quién necesita hijos de puta...), para luego visitar varias épocas históricas (marcadas irremediablemente por la guerra y por el miedo atómico) hasta llegar a la utopía analfabeta de los Eloy y los Morlocks. A partir de aquí, la historia evoluciona y pasa de ser una peli de ciencia-ficción a una "moster movie" con sus grotescas abominaciones degustadores de carne ária y con sus cuevas truculentas llenas de telarañas. Y después de darse de hostias con los morlocks y de comerle la boca a Winnah, George vuelve a su época y al principio de la película. No obstante, aún nos queda su maravilloso final (que además de ser una vuelta de tuerca es una vuelta al futuro), que rompe el mensaje nihilista del film para otorgarle un espíritu decididamente optimista y esperanzador.
Pero, por supuesto, hablar de "El tiempo en sus manos" es hablar de la magnífica interpretación de Rod Taylor, que el solito lleva todo el peso de la película y que, en última instancia, es lo más destacable del film. Rod Taylor supo darle a su personaje un aire erudito sin restar un ápice su humanidad. Otro rasgo del personaje es su fabulosa curiosidad y su irresistible deseo de adquirir conocimientos, aunque este entusiasmo se ve a menudo ensombrecido por el toque trágico, amargo y desesperado de una búsqueda en pos de un futuro mejor.
La película fue un éxito rotundo y marcó a varias generaciones de espectadores (y lo seguirá haciendo por muchos años). Su influencia en el cine de ciencia-ficción fue importante, siendo su máximo exponente "Los pasajeros del tiempo" ("Time after time", Nicholas Meyer, 1979), con H.G. Wells (interpretado por Malcom McDowell) persiguiendo en su máquina del tiempo a Jack el destripador. Además, en el 2002 hicieron un remake de la peli, "La máquina del tiempo", dirigido por Simon Wells, que como todos los remakes, tuvo una dispar y extrema aceptación.
En fin, "El tiempo en sus manos" es una obra maestra del cine de aventuras y de ciencia-ficción. Hay que verla cuantas más veces mejor (yo ya he perdido la cuenta). Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de IAmOnlyLove.
El increíble hombre menguante (The incredible shrinking man, 1957, USA)
Director: Jack Arnold
Guión: Richard Matheson (el de soy leyenda) adaptándose a sí mismo de una novela suya que escribió un día
Género: El Pulgarcito de la era atómica (y arañas cabronas)
Intérpretes: Grant Williams, Randy Stuart, April Kent, Paul Langton
Sinopsis: Scott Carey está retozando con su parienta en un barco en mitad del océano y mientras ella baja al camarote a por una cerveza bien fresquita, el pobre Scott se traga entera una nube radioactiva que pasaba por ahí, dejándolo contaminado perdido y además con los pectorales y los biceps llenos de brillantina, que parece que se ha escapado de la cabalgata del orgullo gay de Madrid. Al principio no le da importancia a lo de la nube tóxica, pero pasan las semanas y Scott se está volviendo más chico, en plan osteoporisis pero a lo bestia. El pobre hombre va al médico y después de que éste se cachondee de él, le hace unas radiografías y dice: "hostias, pues es verdad". Mientras los médicos buscan una cura desesperadamente, Scott se va a arrepentir de dos cosas: no haber capado al gato y no haber comprado insecticida para el sótano.
Hoy en día se le llama clásico (del terror o de la ciencia-ficción) a cualquier película con un porrón de años y en blanco y negro, pero no nos engañemos: el término "clásico" hay que ganárselo a pulso, a través de la calidad del film y de su impacto con el paso de los años. Por eso, "El increíble hombre menguante" merece este augusto término, porque derrocha calidad por los cuatro costados y porque se conserva tan bien como Walt Disney es su cámara frigorífica. Más de ¡50! años después de su estreno, la peli no ha perdido ni un ápice de su aventura, fantasía, emoción, dramatismo y terror (¡me cago en las muelas de la araña, qué susto me da!) y todo gracias a la profesionalidad y el buen hacer del genial director Jack Arnold (apoyado por un guión potente de Richard Matheson) creando una obra imponderable cuya sencillez y realismo seguirá impactando a los espectadores de las generaciones venideras del siglo XXII.
A la hora de sistematizar esta película, los intelectuales gafa-pastas solemos colocarle la etiqueta de la ciencia-ficción en el apartado de "género", más que nada porque la base del relato (las putadas que provoca una nube radioactiva en el peatón común), están en la línea de la ciencia-ficción norteamericana de los años 50, con la amenaza de la Tercera Guerra Mundial hasta en la sopa y con el pánico a lo nuclear a flor de piel. Porque la radioactividad es muy versátil, y lo mismo sirve para matar a sangre fría y a distancia a cientos de miles de personas como para hacer mutar a hormigas, arañas, cefalópodos o incluso a mujeres hermosas hasta los 50 pies de altura u más. Pero "El increíble hombre menguante" es mucho más que una película de ciencia-ficción al uso. Por un lado tenemos el drama humano de un señor que se está haciendo pequeñito y a medida que su cuerpo disminuye, también lo hace su autoestima, dañando su vida marital y social y resignándose a convertirse en un espectáculo de los medios de comunicación para no caer en la indigencia. El espectador puede sentir el miedo y la angustia que siente el protagonista porque los médicos son incapaces de curarle (como en tantas ocasiones ocurre en la vida real) y al final se deja vencer por su desesperación, pensando incluso en el suicidio. Por eso, en la primera media hora del film, Jack Arnold le da más importancia al proceso depresivo y a la destrucción de la personalidad de su protagonista que a los elementos de género, lo cual es un acierto, porque predispone al espectador para la metamorfosis mental y espiritual que experimentará Scott Carey durante la segunda mitad del film.
Y a partir de aquí está el tomate de la película y el reclamo comercial que todos estaban deseando ver: las aventuras y desventuras de un hombre reducido al tamaño de una hormiga, que a ver cómo resuelve la papeleta de sobrevivir en un ambiente inofensivo para un señor de metro setenta pero mortal para un familiar de David el Gnomo. Para empezar, tenemos la refrescante sencillez de unos efectos especiales que son más eficaces que mucha porquería digital de hoy en día, con una soberbia puesta en escena y un dominio del trucaje como pocos. Todo el atrezzo es realmente de tamaño super, tanto las tijeras, como los alfileres, como las alcantarillas y demás utensilios del hogar. La ambientación también da mucho juego: unos muebles tan grandes como montañas y una oscuridad total que aumenta la claustrofobia del momento. Y, por supuesto, está esa asquerosa araña a tamaño natural, real como la vida misma y que cuando la vi de niño flipé en colores y mi padre me mandó a mi dormitorio para que no me traumatizase de por vida. ¡¿Cómo podríamos olvidar ese primerísimo plano de la cara de la araña a punto de merendarse al bueno de Scott?! Aquí la película alcanza un grado de terror alucinante, porque no hay nada que asuste más que un bicho gigante decida vengarse por todo el insecticida que le has echado encima.
Pero el verdadero protagonista de la peli es el afán de superación del personaje principal, que como a la fuerza ahorcan, no hay nada mejor para salir de la depresión que un bicho gigante se lance contra ti por motivos gastronómicos. A través de una omnipresente voz en off del protagonista, seremos partícipes de la odisea personal de Scott para defender sus últimos vestigios como ser humano, recuperando su autoestima y las ganas de vivir, ya sea en esta dimensión o en un mundo subatómico con moléculas y amebas. Aunque a veces Scotty se pone a filosofar más que Platón, sus palabras son un acto de reafirmación personal y de convencimiento de trascendencia humana, que en este caso el protagonista atribuye a Dios y que nosotros podemos extrapolar a cualquier credo o corriente filosófica que más nos guste y nos reconforte.
En definitiva, "El increíble hombre menguante" tiene acción, terror, aventura, drama y filosofía de la vida. Hay que verla, aunque después cojas una aracnofobia de campeonato.
Aquí os dejo el trailer del a película (donde, afortunadamente no sale la araña de los cojones), cortesía de justjoined.
Guión: David Lynch, basado en la novela homónima de Frank Herbert
Música: Genial, muy acorde con el tono profético del film, como "Lawrence de Arabia" pero con gusanos gigantes. Los muchachos que se encargaron del tema fueron Brian Eno, Daniel Lanois y el grupo Toto
Género: Ciencia-Ficción y una epopeya cósmica del copón
Intérpretes: Kyle MacLachlan (el de mujeres desesperates), Max Von Sydow, Francesca Annis, Jürgen Prochnow, Sean Young, José Ferrer, Sting (haciendo el ganso) y Virginia Madsen (que aunque es la narradora de la peli, sale muy poco)
Sinopsis: Resumir "Dune" es injusto, porque después te quedas con un dolor de cabeza y con un malestar general que parece que tuvieras resaca (pero sin el beneficio previo de beber). En fin, allá va, a ver si no me hago la picha un lío...El espacio sideral está organizado en un gran imperio galáctico gobernado por el emperador Shaddam IV, que en teoría es el que manda pero debajo de él hay muchas casas nobiliarias que luchan por el poder. Una de ellas es la Casa Atreides, que son los buenos de la película porque son muy guapos y populares y están desarrollando un arma secreta potente que tiene asustadito al Emperador. Por eso el muchacho ha pensado un plan para cargarse a los Atreides: les ha ordenado abandonar su planeta Caladaan y dirigirse al planeta Arrakis (también llamado Dune), el único lugar del universo donde se recolecta la especie, un mineral clave para el viaje interespacial, porque pliega el tiempo, el espacio y encima expande la consciencia (como el LSD pero en místico). Siguiendo el plan, cuando los Atreides lleguen al planeta y estén ocupados deshaciendo las maletas, el emperador tiene pensado tenderles una trampa y soltarles encima a los Harkonnen, enemigos totales de la Casa Atreides y además un poco degenerados. Este es, a grandes rasgos, el plan del Emperador y además tiene el visto bueno de los auténticos jefes del universo, La Cofradía, que son los que tienen el monopolio de los viajes espaciales y controlan la especie. El único inconveniente es que uno de los buenos de la película, Paul Atreides, por lo visto es un ser superior y sagrado que a golpe de gusano traerá la paz al universo entero. A ver quien es el guapo que le lleva la contraria a una profecía milenaria.
El productor Dino de Laurentiis estaba frito por conseguir un éxito internacional parecido al de George Lucas y sus Star Wars. Desde que Kubrick diera la campanada con "2001: una odisea espacial" a Laurentis se le enciendió la bombilla de lo de la ciencia-ficción y le faltó tiempo para comprar los derechos de la novela de Frank Herbert "Dune", con la intención de realizar un proyecto único, épico, glorioso, magnífico, inconmensurable y trascendental en el cine universal que dejaría la obra de Kubrick a la altura del betún. Involucrados en el proyecto había nombres tan importantes como el de Orson Welles, Alejandro Jodorowsky, Salvador Dalí, Moebius, H.R.Giger e incluso el grupo de rock progresivo Pink Floyd. Cinco años estuvieron mareando la perdiz y al final todo quedó en nada, suspendiéndose el proyecto y a otra cosa mariposa. Y fue entonces cuando George Lucas rompió taquillas con su trilogía de las Galaxias, ante el estupor y la rabia de Dino de Laurentis que no daba crédito a sus ojos ya que un niñato barbudo se le había adelantado al conseguir un mega-éxito de la ciencia-ficción, sobre todo cuando su proyecto de Dune era anterior al de Star Wars. Por eso, Laurentiis llegó a un acuerdo con la Universal para producir una peli de ciencia-ficción que fuera un taquillazo a la par que culta y de calidad. El primer intento fue "Flash Gordon" (Mike Hodges, 1980), adaptación del cómic en clave camp, lo cual supuso un fracaso de taquilla bastante importante. Lejos de desanimarse, Laurentiis se acordó de ese viejo proyecto descartado en los años 70, la ambiciosa adaptación de la novela "Dune", y pensó que ahorita mismo era el momento de llevarla a cabo.
No tengo la menor idea de por qué David Lynch fue el director elegido para este proyecto. Quizás porque era un director joven que sólo había hecho un par de películas discretas pero de gran impacto ("Cabeza Borradora" y "El hombre elefante") y al que se le podría mangonear cuando fuera necesario. Lynch dijo que vale, pero a cambio Dino De Laurentiis debía producirle una segunda película, fuera cual fuese la recaudación en taquilla de "Dune". Afortunadamente ese acuerdo se puso por escrito, ya que "Dune" fue un fracaso en taquilla bastante grande, Dino de Laurentiis se quedó, otra vez, compuesto y sin novio y David Lynch salió de rositas e incluso pudo rodar un peliculón como "Terciopelo Azul".
Entrando ya en harina, "Dune" te puede gustar, te puede asquear o te puede aburrir, pero hay que reconocer que la película es única (tanto en lo bueno como en lo malo). Desde luego, no es un buen film de ciencia-ficción y por supuesto no es una buena adaptación de la novela de Frank Herbert. Para los que no se hayan leído el libro, señalar que la obra es un tocho bastante potente repleto de ideas, conceptos, lugares, personajes e incluso tiene un glosario con un porrón de terminología. La obra de Herbert trata temas tan dispares (o no) como la ecología, la política y la economía y si nos ponemos a rascar, se pueden apreciar los paralelismos con el petroleo y la OPEP. También hay muchas intrigas, complots y tejemanejes en la sombra (por ejemplo, en la batalla final, Paul gana a Sting con trampas). También tiene mucha filosofía de andar por casa y una profunda religiosidad, teniendo muchos puntos en común con el nacimiento y la expansión del Islam en la Edad Media. Pero sobre todo, la novela es un viaje iniciatico del protagonista, Paul Atredeis, que al principio es un adolescente bastante enano para su edad y al final acabará teniendo un niño con Chani y se casará con la Princesa Irulan, eso sin contar con que se hace caudillo de los Fremen, mesías de una nueva religión y libertador del universo. Pues bien, para adaptar todo este compendio inagotable de ideas y conceptos, David Lynch pensó en rodar una película no demasiado larga, de unas 7 u 8 horas. Laurentiis le dijo que nanai del peluquín, así que Lynch dijo que vale, que con 5 horas se apañaba. Como De Laurentiis no daba su brazo a torcer al final dijo, ni pa ti ni pa mí, con 3 horas me conformo. Con estos 180 minutos debajo del brazo, Lynch intentó la tarea imposible de adaptar la novela entera, cosa que no consiguió, por supuesto. Además, para más inri, la productora cambió de opinión y la versión que se estrenó en los cines tenía poco más de dos horas, dejando un montón de material rodado en la cuneta y descontextualizando aún más si cabe la adaptación cinematográfica de la novela. Años más tarde, se estrenó en televisión una versión extendida de la película, con las tres horas de metraje original y además con una introducción de dibujitos que explicaba el nacimiento de la cofradía, de las Bene Gesserit y de los Mentat. Ni qué decir tiene que a David Lynch no le hizo ni puta gracia.
Ver por primera vez "Dune" es un ejercicio de ignorancia, porque no te enteras de casi nada. Es tal la concentración de datos e información que la mitad de las cosas no las pillas y la otra mitad sencillamente no las entiendes. Continuamente estás fuera de la película y a no ser que hayas leído el libro previamente, todo te sonará a chino mandarín. No obstante, parte de lo más evidente de la esencia del relato, la lucha eterna entre el bien y el mal, sí se puede apreciar y disfrutar a tope, porque en eso, la peli es bastante arquetípica: caballeros de brillante armadura que pierden el honor a manos de un traidor pero que más tarde lo recuperarán a base de hostias, masacrando al enemigo. Y si tienes un poquito de conciencia social, también te gustará la parte de la ecología y la crítica a la sobreexplotación de los recursos naturales. No obstante, el universo de Herbert es mucho más rico que eso y es materialmente imposible meterlo en una peli de dos o tres horas.
Después tenemos las burradas propias de la casa Lynch, con sus grotescas abominaciones, sus obsesiones sexuales y sus perversiones varias que espantarán a más de uno y a más de dos. Al director le encanta moverse entre mundos extremos y establecer lazos de unión entre ambos para realzar su peculiar esencia. Mientras que los Atreides de buenos, puros y nobles son tontos perdidos, los Harkonnen son unos degeneraos morales y unos ambiguos sexuales que los mismo le da pelo que pluma (por no mencionar que tienen el cutis fatal). Crueles, sádicos, puñeteros e incluso siniestramente cómicos (El barón Vladimir en forma de globo volador tiene su miga), David Lynch tiene la excusa perfecta para desarrollar todos sus sueños y pesadillas surrealistas en sus variantes más grotescas e indecentes. En "Dune" podemos ver influencias de su opera prima "Cabeza Borradora" tanto en la suciedad física y moral de algunos personajes como en el careto del representante de la Cofradía que sale al principio, que es calcadito al bebé mutante de su primera película. Por no mencionar esos enormes falos-vagina en forma de gusano que, en lugar de formar una comunión natural con la belleza minimalista del desierto, lo que hacen es mancillarla y penetrarla una y otra vez, en un acto constante de violación. Pero es que la cabra siempre tira al monte, y una de las características más llamativas de Lynch (aunque no la más importante) es esa puesta en escena repugnante y repulsiva que no duda en mostrar al respetable público cuando la historia así lo requiere y que da bastante asquito a nivel general.
Aunque "Dune" posee elementos puramente lúdicos propios de la ciencia-ficción (naves espaciales, peleas, rayos láser, bichos gigantes e destructivos...) su carácter sobrio y retorcido no promueven un disfrute descerebrado típico de las space-opera como "Star Wars". Aunque los personajes poseen un toque medieval muy refrescante, el desarrollo de la trama y el mensaje mesiánico y profético del mismo, con todo ese rollo del elegido por los dioses que salvará al universo e impondrá una nueva religión chula, le da a la película un toque muy soso y pretencioso. Hay varias batallas gordas en el film, pero su puesta en escena no es emocionante ni entretenida, simplemente resaltan aspectos de la trama, pero no son escenas de acción en sí mismas: cuando los Harkonnen arrasan la base de los Atreides, lo importante no es la batalla, sino la traición; cuando Paul Atreides y los Fremen atacan con los gusanos, lo que menos importa es el combate, lo que Lynch quiere subrayar es el carácter divino y mesiánico de Paul. Como dije en un principio, esto limita bastante la película y acorta su público potencial, sobre todo entre los más jóvenes, lo cual es una putada para la venta del merchandaising, que los pobres habían hecho una serie de muñecos articulados como los de Star Wars y seguro que no vendieron ni uno: ¿a qué niño le gustaría tener un muñequito del Barón Vladimir Harkonnen, que se pasa el día sobando a delicados muchachitos y que tiene más espinillas que ellos mismos? En fin...
A pesar de todo, "Dune" es una gran película, y lo es por su tremenda fuerza visual y porque el estilo personal de David Lynch está siempre presente en el film. Posee un barroquismo y un "Horror vacui" que no deja indiferente a nadie. Los decorados y la ambientación son los auténticos protagonistas del film y todo gira en torno a ellos: El refinamiento, la elegancia y la suntuosidad de los palacios imperiales, la vastedad y belleza de los desiertos de Arrakis, la frialdad y la inhumanidad de las ciudades-fábrica de los Harkonnen...los escenarios son colosales, diáfanos e impresionantes y a menudo ahogan a los personajes y les arrebata el protagonismo. La estética también es fundamental en el film, sobretodo porque es retorcida y demente y poseen muchas connotaciones sexuales al más puro estilo H.R. Giger. Lynch se adelantó unos años al "Hellraiser" de Clive Barker en utilizar la estética fetichista del cuero negro tan vulgar y tan elegante y sugerente al mismo tiempo. Además, no podemos obviar todos esos objetos y situaciones en los que un Freudiano estaría en su salsa. Pero lo mejor de la película es su atmósfera irreal e imposible, llena de pretenciosidad, impostura y afectación, que otorga al film un aire de cuento para niños siniestro. La interpretación de los actores es anti-natural, fría, ostentosa y a veces hilarante, quedando todo muy bizarro y teatral. Indudablemente, este estilo y puesta de escena desagradará a algunos (bueno, a mucha gente) pero lo que hay que dejar claro es que "Dune" no es así porque David Lynch no supo dirigir correctamente a los actores o se vio superado por una empresa faraonica con cientos de extras, efectos especiales y gusanos gigantes. Al contrario: la visión surrealista y la manita traviesa de David Lynch está en cada centímetro de metraje de la película, pero sin medida y a lo bestia. Seguramente Lynch no era el director indicado para sacar con éxito comercial una empresa de estas características, pero a cambio, y con permiso de los disgustos que se tuvo que llevar Dino de Laurentiis, "Dune" es una obra única, genial y marciana en el panorama del "fantastique" cinematográfico.
Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de Charllotte84.
La verdad es que me dejo varias cosas en el tintero (análisis pormenorizado de los actores, comentar la posterior versión de "Dune" hecha en el año 2000, hacer mención de los múltiples juegos de mesa y de ordenador que ha tenido la película, (por cierto, para mi decimosegundo cumpleaños me regalaron el juego de mesa de "Dune" y estaba muy guay), etc.) pero es que esta entrada se está haciendo más larga que un día sin pan y tampoco es eso.
Naves Misteriosas (Silent Runing (aquí la traducción al castellano es perfecta, porque Silent significa "naves" y Runing "misteriosas) (uy, no, que en inglés el adjetivo va delante) 1972, USA)
Dirección: Douglas Trumbull
Guión: Deric Washburn, Michael Cimino, Steve Bochco
Música: Peter Schickele, con dos canciones-protesta de Joan Baez
Género: Ciencia-ficción ecologista y cañera
Intérpretes: Bruce Dern, Cliff Potts, Ron Rifkin, Jesse Vint y tres niños (o enanitos) que simulan ser robots chiquitines
Sinopsis: El futuro de la humanidad está fatal. En nuestra inconsciencia, con tanta contaminación, tanta guerra y tanta leche, nos hemos cargado la fauna y la flora de la Tierra entera. Afortunadamente a un lumbreras se le ocurrió meter algunos árboles y animales en unas naves espaciales y lanzarlas al espacio profundo, concretamente a la altura de Saturno, a ver como escampa el temporal para reimplantar los bosques en un futuro cercano en la misma Tierra. Pues bien, a cargo de las naves espaciales hay unos astronautas que son unos garrulos que no tienen sensibilidad ni saber estar, excepto uno de ellos, Freeman Lowell, el jardinero de la nave, que es un ecologista pero a lo bestia. Todo es muy bonito pero un día de estos desde la Tierra les dicen que lo del rollo ecológico se ha acabado, que se deshagan de los bosques y los animales y que traigan de regreso las naves espaciales. Es en este momento cuando a Freeman se le va la pinza del tó, porque le ha cogido mucho cariño a los bosques y si tiene que elegir, que les den por culo al resto de los astronautas, al alto mando y a la Tierra entera.
"Silent Runnig" es una de esas películas que a nivel técnico han envejecido bastante mal pero que a nivel ideológico su mensaje ecologista está más vigente que nunca. Manda cojones que hoy en día las grandes empresas y sus lacayos en los medios de comunicación y en los partidos políticos intenten negar lo innegable: que la emisión masiva del dióxido de carbono de las fábricas está dañando el planeta cosa mala y que del cambio climático no nos va a salvar ni la madre que nos parió. En lugar de invertir en el desarrollo de nuevas fuentes de energía no contaminantes, los muy cabrones siguen exprimiendo el planeta en busca y captura de combustibles fósiles, y si no, te dicen que la fuente de energía más limpia y segura es la energía nuclear y se quedan tan panchos. La codicia de unos pocos y la apatía del resto de la población tarde o temprano tendrá una consecuencia lógica, que es más o menos la que sale en esta película: la destrucción paulatina y completa de la naturaleza y, lo que es peor, que a nosotros, los hombres y mujeres modernos, nos importe un pimiento, porque o bien queda mucho tiempo todavía para que eso ocurra o bien si el daño ya está hecho ¿para qué sirve lamentarse?
"Naves misteriosas" cuenta la trágica historia de la estupidez humana: incluso al borde del abismo, preferimos lo fácil y práctico antes que lo natural y auténtico. Ante la desesperación de perder los últimos vestigios de naturaleza, los humanos decidieron preservarla lejos de la contaminación del planeta, pero pasado el tiempo y viendo que en la Tierra se puede vivir perfectamente sin tanta planta ni tanto bicho, deciden dejar de perder dinero manteniendo un jardín botánico en el espacio que a efectos prácticos no sirve para nada. La historia cuenta la odisea de un individuo para preservar la belleza perdida cueste lo que cueste. El personaje interpretado por el actor Bruce Dern, Freeman ("hombre libre"), más que un astronauta-ecologista parece un profeta de una religión a punto de extinguirse, desesperado ante la estupidez de sus semejantes que no quieren o no saben apreciar la auténtica belleza. De ahí que sus palabras y sus acciones sean en ocasiones excesivas, fanáticas e incluso dementes. Pero en el fondo, Freeman es dolorosamente humano y en él pesan sentimientos y emociones. El pobre se siente solo junto a sus compañeros astronautas (e incluso junto a sus cohetáneos) porque sus valores son completamente opuestos, y únicamente se sentirá realizado preservando y dando vida. Paradójicamente, para defender la vida tendrá que arrebatársela a otros y cuando por fin está sólo con sus plantas y su naturaleza verde, descubre que la compañía humana no es tan mala en el fondo y no sólo intentará crearse unos nuevos amigos cambiando la programación de los pequeños robots de mantenimiento, sino que él mismo cometerá los mismos errores que sus antiguos compañeros garrulos. Freeman no es un villano pero tampoco es un héroe: simplemente es un hombre idealista con una causa perdida y por ella vivirá, matará e incluso morirá. Por todo esto, el comportamiento de Freeman es muy polémico y discutible, porque entramos en jardines donde nada es blanco o negro y sí hay muchos matices de color gris.
Como dije en un principio, los efectos especiales han perdido lustre con el paso de los años y las naves de la peli, más que misteriosas son un pelín cutres, que cantan a maqueta una barbaridad. Pero como no hay mal que por bien no venga, tanta nave, tanto traje y tanto robot hortera le dan un toque kitsch a la película bastante resultón. No obstante, que nadie se asuste, que el director no es Ed Wood y sus hilos de pescar, sino Douglas Trumbull, que se encargó de los efectos especiales de "2001: una odisea en el espacio" de Kubrik y más tarde haría los de "Blade Runner". Probablemente lo que aquí falla es el presupuesto, que tampoco sería para tirar cohetes.
¡Pero que da igual, que aquí lo que importa es el mensaje! Por ello, "Naves Misteriosas" es una película de culto, herencia de un movimiento hippie que ya estaba en su recta final pero con unos valores inmortales trasmitidos por la bella voz de Joan Baez, gran cantante y mejor persona. Tal vez "Silent Running" (título de una canción de Baez) no sea la mejor peli de ciencia-ficción, pero es innegable que es un film único, por su espíritu combativo y por su mensaje tan necesario hoy en día.
Aquí os dejo el trailer del film, cortesía de Swbono.
Distrito 9 (District 9, 2009, Nueva Zelanda y Sudáfrica)
Director: Peter Jacks...¡que no, que no! que el director es Neil Blompkamp, que el del Señor de los anillos es el productor, lo que pasa es que si lo ponen en grande en la portada, la gente pica y va a ver la peli
Guión: Neil Blompkamp y Terri Tatchell
Género: Refugiados extraterrestres que sufren el racismo, la xenofobia y los abusos de los humanos que semos unos cabrones
Intérpretes: Sharito Copley, Jason Cope, Eugene Khumbanyiwa, Vanessa Haywood
Sinopsis: En 1980 un peazo de nave extraterrestre llegó a Johannesburgo y allí se quedó, toda llena de bichos espaciales con forma de cucarachas de dos metros. Los bichos no eran peligrosos pero tenían ciertas peculiaridades, como desconocer lo que significaba la propiedad privada, así que el gobierno creó un gueto llamado Distrito 9 para afincar a todos los aliens. Pues bien, today, 20 años después, el gobierno ha decidido sacar a los aliens de Johannesburgo y mandarlos a un campo de concentración, pero a ver quién tiene huevos para convencer a dos millones de bichos de que se tienen que mudar. No problem: el presidente de la compañía que gestiona el tema de los aliens ha mandado a su yerno (al que no tiene mucho aprecio) para que organice el éxodo bichal. Y es aquí donde se lía parda, porque, por un lado, hay un tráfico de armas extraterrestres del copón, por otro lado, los aliens utilizan como combustible un líquido super-tóxico que se te vuelven negros los mocos, y por último, el yerno es un gilipuertas que no sabe hacer la o con un canuto.
¿En qué se parecen "Avatar" de James Cameron y "Distrito 9" de Neil Blomkamp? pues en muchas cosas: ambas se estrenaron en las mismas fechas; ambas tratan el tema del expolio que sufre una raza extraterrestre a manos de las despiadadas multinacionales humanas; y ambas cuentan la historia de cómo un humano reniega de su raza para ayudar a los indefensos aliens. ¿Y en qué se diferencian "Avatar" y "Distrito 9"? Pues en que "Avatar" es un aburrimiento insoportable con una filosofía ñoña de primero de preescolar y "Distrito 9" es una película muy divertida, muy cañera (con todos esos tiros, desintegraciones y masacres), con un contenido ideológico profundo y con sus escenas de emoción y lloros, sin alcanzar la ñoñez y la puerilidad de los navis de los cojones. Ah, y también se diferencian en que una tiene 3D y la otra las 2D de toda la vida.
Uno de los principales méritos de la película es que te coge de sorpresa cada dos por tres. El film comienza como un falso documental, con sus entrevistas de científicos, sociólogos y la madre que los parió, con sus imágenes de archivo en diferentes formatos y con su narración entrecortada, ágil y original, intentando darle a toda la historia un aire de verosimilitud (que a veces consigue y otras no). A medida que avanza la película, la historia se va centrando en el protagonista de la misma, un oficinista inseguro, incompetente y poquita cosa llamado Wikus Van de Merwe (con un nombre de origen claramente holandés, colonizadores de sudáfrica junto a los británicos) que sin comerlo ni beberlo se verá inmerso en todo tipo de problemas y conspiraciones empresariales. Por un lado, el tío te cae antipático porque defiende sin dudarlo los valores autoritarios segregacionistas del gobierno, pero por otro lado, el tío acaba por caerte bien porque en el fondo no es mala persona y además le pasan todo tipo de calamidades que harán cambiar su punto de vista sobre los extraterrestres (que a la fuerza ahorcan).
Los extraterrestres son bastante repugnantes, para qué nos vamos a engañar: tienen forma de insecto, la cara llena de tentáculos, unos ojos saltones y encima rebuscan en la basura su comida. Pero ahí está el mérito de la película: que el espectador consiga empatizar con estos bichos asquerosos, que a pesar de su forma, son criaturas sentientes e inteligentes con sus derechos y necesidades (que te caiga bien una tía buena azul de dos metros no es problema, pero que puedas ver a una cucaracha gigante sin vomitar ya es otra historia). Se echa en falta más rasgos de su cultura, que a parte de su idioma, sus tecnología y su predilección por chupar caucho, no dicen nada más en la peli. No sé, algún baile regional o alguna escultura ecuestre.
A nivel técnico, los efectos especiales son más que correctos. Aunque hay un predominio de lo digital (todos los aliens están hechos por ordenador, y además se nota) no hay un uso y abuso de lo informático, quedando todo muy equilibrado y al servicio de la historia. Mención especial merece el tramo final de la película, toda una masacre llena de tiros, rayos, descuartizamientos y acción de la buena, con mucha bestialidad, sal gorda y humor negro.
"Distrito 9" además de ser una peli de ciencia-ficción mu chula, es una metáfora evidente de la impresentable política del Apartheid en Sudáfrica, que para los más jovencitos que no vivieron esos años, era el racismo y la xenofobia legal organizada por una minoría blanca contra la mayoría del pueblo de raza negra. Más concretamente, la peli evoca un desalojo real producido en los años 60, donde 60.000 personas de raza negra fueron desalojadas de una zona de Ciudad del Cabo llamada Distrito 6. En la peli, el gobierno no se molesta en integrar a los aliens en la sociedad humana, muy al contrario, decide mantenerlos separados de los humanos debido a sus rasgos y costumbres, creando situaciones de incomprensión, rechazo, desigualdad, injusticia y, finalmente, racismo. Los humanos tratan a los marcianos como seres inferiores, algunos por ignorancia y otros por interés te quiero andrés, porque los aliens son unos genios de la electrónica que con un quimicefa te hacen unas armas de rayos y centellas de última generación, y por lo tanto conviene tenerlos sin derechos y con la cabeza gacha para poder mangonearles mejor. Y aquí es donde entran los auténticos malos de la peli, unos monstruos despiadados y sin escrúpulos que desgraciadamente existen en la vida real: las grandes multinacionales que controlan gobiernos y ejércitos para obtener su cuota de beneficios caiga quien caiga y joda a quien joda (generalmente a la mayoría del planeta).
El director, a la hora de ponerse medallas, dijo que no se había influenciado de ninguna película para hacer la suya, pero eso no es del todo cierto. Por un lado, el punto de partida del film es igualito al de "Alien Nation" de Graham Baker, en donde una nave llena de refugiados extraterrestres con cabeza de coliflor pedían asilo político en la Tierra; por otro lado las similitudes con "La Mosca" de David Cronenberg son más que evidentes; y si me pongo a hilar fino, "Distrito 9" también nos recuerda a "Un día de furia" de Joel Schumacher con ese Van de Merwe hasta los cojones de que la gente le pisotee y arrasándolo todo a su paso. O sea, que lo que tiene que hacer el director es echarse menos flores y reconocer a los clásicos que le influenciaron, que tampoco se le va a caer el pelo por hacerlo, que la peli le ha salido muy bien.
En fin, lo dicho: "Distrito 9" es una película muy divertida a la par que concienciada socialmente hablando, o sea, que te lo puedes pasar pipa viendo a los marcianos y a los malos reventando en cascadas de sangre y tripas y encima hacer una reflexión política, económica y social en plan cultureta. Casi ná.
¡Viva el power friki! ¡Viva la sub-cultura retro-trash de los años 80! ¡Viva el terror, el misterio y la Ciencia-Ficción! ¡Viva el video comunitario, que tanto nos aportó culturalmente! ¡Vivan las películas exploitation, los efectos especiales de andar por casa, el despelote indiscriminado, el gore sin pudor y el sirope de frambuesa! ¡Viva SUSTOVISION! ¡Y viva TÚ por tu buen gusto! muchas gracias por leerme y por padecerme!
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