Dune

Dune (Dune, 1984, USA)
Dirección: David Lynch
Guión: David Lynch, basado en la novela homónima de Frank Herbert
Música: Genial, muy acorde con el tono profético del film, como "Lawrence de Arabia" pero con gusanos gigantes. Los muchachos que se encargaron del tema fueron Brian Eno, Daniel Lanois y el grupo Toto
Género: Ciencia-Ficción y una epopeya cósmica del copón
Intérpretes: Kyle MacLachlan (el de mujeres desesperates), Max Von Sydow, Francesca Annis, Jürgen Prochnow, Sean Young, José Ferrer, Sting (haciendo el ganso) y Virginia Madsen (que aunque es la narradora de la peli, sale muy poco)
Sinopsis: Resumir "Dune" es injusto, porque después te quedas con un dolor de cabeza y con un malestar general que parece que tuvieras resaca (pero sin el beneficio previo de beber). En fin, allá va, a ver si no me hago la picha un lío...El espacio sideral está organizado en un gran imperio galáctico gobernado por el emperador Shaddam IV, que en teoría es el que manda pero debajo de él hay muchas casas nobiliarias que luchan por el poder. Una de ellas es la Casa Atreides, que son los buenos de la película porque son muy guapos y populares y están desarrollando un arma secreta potente que tiene asustadito al Emperador. Por eso el muchacho ha pensado un plan para cargarse a los Atreides: les ha ordenado abandonar su planeta Caladaan y dirigirse al planeta Arrakis (también llamado Dune), el único lugar del universo donde se recolecta la especie, un mineral clave para el viaje interespacial, porque pliega el tiempo, el espacio y encima expande la consciencia (como el LSD pero en místico). Siguiendo el plan, cuando los Atreides lleguen al planeta y estén ocupados deshaciendo las maletas, el emperador tiene pensado tenderles una trampa y soltarles encima a los Harkonnen, enemigos totales de la Casa Atreides y además un poco degenerados. Este es, a grandes rasgos, el plan del Emperador y además tiene el visto bueno de los auténticos jefes del universo, La Cofradía, que son los que tienen el monopolio de los viajes espaciales y controlan la especie. El único inconveniente es que uno de los buenos de la película, Paul Atreides, por lo visto es un ser superior y sagrado que a golpe de gusano traerá la paz al universo entero. A ver quien es el guapo que le lleva la contraria a una profecía milenaria.

El productor Dino de Laurentiis estaba frito por conseguir un éxito internacional parecido al de George Lucas y sus Star Wars. Desde que Kubrick diera la campanada con "2001: una odisea espacial" a Laurentis se le enciendió la bombilla de lo de la ciencia-ficción y le faltó tiempo para comprar los derechos de la novela de Frank Herbert "Dune", con la intención de realizar un proyecto único, épico, glorioso, magnífico, inconmensurable y trascendental en el cine universal que dejaría la obra de Kubrick a la altura del betún. Involucrados en el proyecto había nombres tan importantes como el de Orson Welles, Alejandro Jodorowsky, Salvador Dalí, Moebius, H.R.Giger e incluso el grupo de rock progresivo Pink Floyd. Cinco años estuvieron mareando la perdiz y al final todo quedó en nada, suspendiéndose el proyecto y a otra cosa mariposa. Y fue entonces cuando George Lucas rompió taquillas con su trilogía de las Galaxias, ante el estupor y la rabia de Dino de Laurentis que no daba crédito a sus ojos ya que un niñato barbudo se le había adelantado al conseguir un mega-éxito de la ciencia-ficción, sobre todo cuando su proyecto de Dune era anterior al de Star Wars. Por eso, Laurentiis llegó a un acuerdo con la Universal para producir una peli de ciencia-ficción que fuera un taquillazo a la par que culta y de calidad. El primer intento fue "Flash Gordon" (Mike Hodges, 1980), adaptación del cómic en clave camp, lo cual supuso un fracaso de taquilla bastante importante. Lejos de desanimarse, Laurentiis se acordó de ese viejo proyecto descartado en los años 70, la ambiciosa adaptación de la novela "Dune", y pensó que ahorita mismo era el momento de llevarla a cabo.
No tengo la menor idea de por qué David Lynch fue el director elegido para este proyecto. Quizás porque era un director joven que sólo había hecho un par de películas discretas pero de gran impacto ("Cabeza Borradora" y "El hombre elefante") y al que se le podría mangonear cuando fuera necesario. Lynch dijo que vale, pero a cambio Dino De Laurentiis debía producirle una segunda película, fuera cual fuese la recaudación en taquilla de "Dune". Afortunadamente ese acuerdo se puso por escrito, ya que "Dune" fue un fracaso en taquilla bastante grande, Dino de Laurentiis se quedó, otra vez, compuesto y sin novio y David Lynch salió de rositas e incluso pudo rodar un peliculón como "Terciopelo Azul".
Entrando ya en harina, "Dune" te puede gustar, te puede asquear o te puede aburrir, pero hay que reconocer que la película es única (tanto en lo bueno como en lo malo). Desde luego, no es un buen film de ciencia-ficción y por supuesto no es una buena adaptación de la novela de Frank Herbert. Para los que no se hayan leído el libro, señalar que la obra es un tocho bastante potente repleto de ideas, conceptos, lugares, personajes e incluso tiene un glosario con un porrón de terminología. La obra de Herbert trata temas tan dispares (o no) como la ecología, la política y la economía y si nos ponemos a rascar, se pueden apreciar los paralelismos con el petroleo y la OPEP. También hay muchas intrigas, complots y tejemanejes en la sombra (por ejemplo, en la batalla final, Paul gana a Sting con trampas). También tiene mucha filosofía de andar por casa y una profunda religiosidad, teniendo muchos puntos en común con el nacimiento y la expansión del Islam en la Edad Media. Pero sobre todo, la novela es un viaje iniciatico del protagonista, Paul Atredeis, que al principio es un adolescente bastante enano para su edad y al final acabará teniendo un niño con Chani y se casará con la Princesa Irulan, eso sin contar con que se hace caudillo de los Fremen, mesías de una nueva religión y libertador del universo. Pues bien, para adaptar todo este compendio inagotable de ideas y conceptos, David Lynch pensó en rodar una película no demasiado larga, de unas 7 u 8 horas. Laurentiis le dijo que nanai del peluquín, así que Lynch dijo que vale, que con 5 horas se apañaba. Como De Laurentiis no daba su brazo a torcer al final dijo, ni pa ti ni pa mí, con 3 horas me conformo. Con estos 180 minutos debajo del brazo, Lynch intentó la tarea imposible de adaptar la novela entera, cosa que no consiguió, por supuesto. Además, para más inri, la productora cambió de opinión y la versión que se estrenó en los cines tenía poco más de dos horas, dejando un montón de material rodado en la cuneta y descontextualizando aún más si cabe la adaptación cinematográfica de la novela. Años más tarde, se estrenó en televisión una versión extendida de la película, con las tres horas de metraje original y además con una introducción de dibujitos que explicaba el nacimiento de la cofradía, de las Bene Gesserit y de los Mentat. Ni qué decir tiene que a David Lynch no le hizo ni puta gracia.
Ver por primera vez "Dune" es un ejercicio de ignorancia, porque no te enteras de casi nada. Es tal la concentración de datos e información que la mitad de las cosas no las pillas y la otra mitad sencillamente no las entiendes. Continuamente estás fuera de la película y a no ser que hayas leído el libro previamente, todo te sonará a chino mandarín. No obstante, parte de lo más evidente de la esencia del relato, la lucha eterna entre el bien y el mal, sí se puede apreciar y disfrutar a tope, porque en eso, la peli es bastante arquetípica: caballeros de brillante armadura que pierden el honor a manos de un traidor pero que más tarde lo recuperarán a base de hostias, masacrando al enemigo. Y si tienes un poquito de conciencia social, también te gustará la parte de la ecología y la crítica a la sobreexplotación de los recursos naturales. No obstante, el universo de Herbert es mucho más rico que eso y es materialmente imposible meterlo en una peli de dos o tres horas.
Después tenemos las burradas propias de la casa Lynch, con sus grotescas abominaciones, sus obsesiones sexuales y sus perversiones varias que espantarán a más de uno y a más de dos. Al director le encanta moverse entre mundos extremos y establecer lazos de unión entre ambos para realzar su peculiar esencia. Mientras que los Atreides de buenos, puros y nobles son tontos perdidos, los Harkonnen son unos degeneraos morales y unos ambiguos sexuales que los mismo le da pelo que pluma (por no mencionar que tienen el cutis fatal). Crueles, sádicos, puñeteros e incluso siniestramente cómicos (El barón Vladimir en forma de globo volador tiene su miga), David Lynch tiene la excusa perfecta para desarrollar todos sus sueños y pesadillas surrealistas en sus variantes más grotescas e indecentes. En "Dune" podemos ver influencias de su opera prima "Cabeza Borradora" tanto en la suciedad física y moral de algunos personajes como en el careto del representante de la Cofradía que sale al principio, que es calcadito al bebé mutante de su primera película. Por no mencionar esos enormes falos-vagina en forma de gusano que, en lugar de formar una comunión natural con la belleza minimalista del desierto, lo que hacen es mancillarla y penetrarla una y otra vez, en un acto constante de violación. Pero es que la cabra siempre tira al monte, y una de las características más llamativas de Lynch (aunque no la más importante) es esa puesta en escena repugnante y repulsiva que no duda en mostrar al respetable público cuando la historia así lo requiere y que da bastante asquito a nivel general.
Aunque "Dune" posee elementos puramente lúdicos propios de la ciencia-ficción (naves espaciales, peleas, rayos láser, bichos gigantes e destructivos...) su carácter sobrio y retorcido no promueven un disfrute descerebrado típico de las space-opera como "Star Wars". Aunque los personajes poseen un toque medieval muy refrescante, el desarrollo de la trama y el mensaje mesiánico y profético del mismo, con todo ese rollo del elegido por los dioses que salvará al universo e impondrá una nueva religión chula, le da a la película un toque muy soso y pretencioso. Hay varias batallas gordas en el film, pero su puesta en escena no es emocionante ni entretenida, simplemente resaltan aspectos de la trama, pero no son escenas de acción en sí mismas: cuando los Harkonnen arrasan la base de los Atreides, lo importante no es la batalla, sino la traición; cuando Paul Atreides y los Fremen atacan con los gusanos, lo que menos importa es el combate, lo que Lynch quiere subrayar es el carácter divino y mesiánico de Paul. Como dije en un principio, esto limita bastante la película y acorta su público potencial, sobre todo entre los más jóvenes, lo cual es una putada para la venta del merchandaising, que los pobres habían hecho una serie de muñecos articulados como los de Star Wars y seguro que no vendieron ni uno: ¿a qué niño le gustaría tener un muñequito del Barón Vladimir Harkonnen, que se pasa el día sobando a delicados muchachitos y que tiene más espinillas que ellos mismos? En fin...
A pesar de todo, "Dune" es una gran película, y lo es por su tremenda fuerza visual y porque el estilo personal de David Lynch está siempre presente en el film. Posee un barroquismo y un "Horror vacui" que no deja indiferente a nadie. Los decorados y la ambientación son los auténticos protagonistas del film y todo gira en torno a ellos: El refinamiento, la elegancia y la suntuosidad de los palacios imperiales, la vastedad y belleza de los desiertos de Arrakis, la frialdad y la inhumanidad de las ciudades-fábrica de los Harkonnen...los escenarios son colosales, diáfanos e impresionantes y a menudo ahogan a los personajes y les arrebata el protagonismo. La estética también es fundamental en el film, sobretodo porque es retorcida y demente y poseen muchas connotaciones sexuales al más puro estilo H.R. Giger. Lynch se adelantó unos años al "Hellraiser" de Clive Barker en utilizar la estética fetichista del cuero negro tan vulgar y tan elegante y sugerente al mismo tiempo. Además, no podemos obviar todos esos objetos y situaciones en los que un Freudiano estaría en su salsa. Pero lo mejor de la película es su atmósfera irreal e imposible, llena de pretenciosidad, impostura y afectación, que otorga al film un aire de cuento para niños siniestro. La interpretación de los actores es anti-natural, fría, ostentosa y a veces hilarante, quedando todo muy bizarro y teatral. Indudablemente, este estilo y puesta de escena desagradará a algunos (bueno, a mucha gente) pero lo que hay que dejar claro es que "Dune" no es así porque David Lynch no supo dirigir correctamente a los actores o se vio superado por una empresa faraonica con cientos de extras, efectos especiales y gusanos gigantes. Al contrario: la visión surrealista y la manita traviesa de David Lynch está en cada centímetro de metraje de la película, pero sin medida y a lo bestia. Seguramente Lynch no era el director indicado para sacar con éxito comercial una empresa de estas características, pero a cambio, y con permiso de los disgustos que se tuvo que llevar Dino de Laurentiis, "Dune" es una obra única, genial y marciana en el panorama del "fantastique" cinematográfico.
Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de Charllotte84.



La verdad es que me dejo varias cosas en el tintero (análisis pormenorizado de los actores, comentar la posterior versión de "Dune" hecha en el año 2000, hacer mención de los múltiples juegos de mesa y de ordenador que ha tenido la película, (por cierto, para mi decimosegundo cumpleaños me regalaron el juego de mesa de "Dune" y estaba muy guay), etc.) pero es que esta entrada se está haciendo más larga que un día sin pan y tampoco es eso.

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