Buenas noches, señor Monstruo (Buenas noches, señor Monstruo, 1982, España)
Dirección: Antonio Mercero
Guión: Antonio Mercero y Miguel Ángel Rodero
Género: Un musical de terror psicodélico que ni "El Fantasma del Paraíso" oiga.
Intérpretes: El grupo musical infantil-juvenil "Regaliz" (¿Homenaje u copia de "Parchís"?), Paul Naschy, Luis Escobar, Guillermo Montesinos y el Piraña de "Verano Azul".
Sinopsis: En una excursión al monte, unos niños (cuya identidad secreta es el grupo musical "Regaliz") se pierden por gilipollas y van a parar al castillo del terror, habitado por toda clase de bichos e monstruos, entre ellos el Conde Drácula y su hijo, el hombre lobo, Quasimodo y Frankenstein. Pues bien, los monstruos intentarán cargarse a los niños por pesados y cabrones, pero éstos no se dejan, puteando a los monster con sus bailes y canciones regionales.
Si Antonio Mercero asustó a los adultos con "La Cabina", ahora le tocaba el turno a los niños, con el archiconocido grupo musical "Regaliz", con sus bailes llenos de ambigüedad sexual y sus melodías pegadizas (sí, que te pegan una patada en los cojones de lo buenas que son). No obstante, la película tiene una especie de encanto difícil de definir (sobretodo si la viste de pequeñito y tocabas las palmas al son de las canciones). Al igual que pasaba con la serie "Verano Azul", la peli es un compendio de la moda y de la jerga de la juventú de la época, además de tener chistes malos para parar un tren (que paradójicamente hacen gracia). En fin, destaca por méritos propios nuestro añorado Paul Naschy, interpretando a su personaje fetiche, lo cual indica que, o bien Jacinto Molina tenía un gran sentido del humor al participar en esta película con niños insoportables o bien por aquella época no tenía trabajo y menos daba una piedra. En fin, "Buenas noches, señor monstruo" es uno de esos tesoros de la infancia que de vez en cuando sienta bien volver a ver (después de beberse media botella de Whisky, of course).
Aquí os dejo dos temas musicales de la película, que son para mear y no echar gota.
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