Dirección: Michele Soavi (ay, pillines, que después de ver la portada ya os creías que la peli era de nuestro Dario Argento. Pues no, aunque más de uno sí que lo pensó)
Guión: Dario Argento (ahora sí), Franco Ferrini, Dardano Sachetti, Fabrizio y Lamberto Bava (y porque no había nadie más por ahí cerca que si no también se pone a escribir el guión), basado en el relato de M.R. James "El tesoro de Abbot Thomas".
Música: Keith Emmerson, Phillip Glass, Fabio Pignatelli y el grupo de rock progresivo kañero Goblin
Género: El demoño escondido en las catacumbas de una catedral que espera ansioso a que algún mentecato le libere
Intérpretes: Hugh Quarshie, Barbara Cupisti (que está como un queso), Tomas Arana, Feodor Chaliapin Jr. y Asia Argento en chiquitina
Sinopsis: Los caballeros teutones eran unos peazos de cabrones que se pasaron la Edad Media entera masacrando los pueblos de la Europa continental buscando brujas y bichos del Satán pero en realidad sólo se cargaban a inocentes campesinos. Pues bien, para que conste, un día dieron en el clavo porque se encontraron un pueblo lleno de brujas adoradoras del demoño y como era costumbre de los teutones las mataron a todas. No obstante, como las brujas no se quedaban muertas del todo, decidieron echarlas a todas en una fosa común y construir encima una peazo de catedral que ni la de los pilares de la tierra, oiga. Pasaron los minutos y ya a finales del siglo XX, un bibliotecario entra a trabajar en la biblioteca de la catedral antes mencionada. Además de ligarse (el tío pendejo) a una restauradora de arte que está potente (ni más ni menos que Barbara Cupisti), el tío parece que se ha leído el Código Da Vinci, porque se pone a descifrar papiros gustativos para descubrir el secreto de la catedral. ¡Insensato, que nos vas a condenar a todos!
Aunque el demonio siempre ha estado presente en el cine de terror, fue en los años 70, tras el bombazo de "El exorcista" (William Friedkin, 1973), cuando la moda diabólica se impuso de manera clara, inundando la cartelera con grandes películas afines ("La profecía", Richard Donner, 1976) o curiosos sucedáneos exploit ("La endemoniada", Amando de Ossorio, 1975). Pero en la segunda mitad de la década de los 80, este subgénero gozó de un revival muy interesante, paradójicamente impulsado por Dario Argento (que en los años 70 confesó que la moda diabólica le aburría bastante), produciendo la delirante y superchula "Demons" de Lamberto Bava, a la cual seguiría una secuela también muy divertida, Demons 2 (y en el otro lado del charco, John Carpenter realizó la impresionante "El príncipe de las tinieblas", mezclando al diablo con la física cuántica). Pues bien, Dario Argento siguió desarrollando el tema del demonio, guionizando y produciendo esta gran película realizada por Michele Soavi, un competente director que ya demostró todo lo que valía en su ópera prima "Aquarius" y que en su segunda película no sólo no decepciona sino que reafirma su talento como director de cine del susto.
"El engendro del diablo" es una película muy rica en matices, interpretaciones y en segundas lecturas, pero que no descuida el apartado más directo y divertido de una película de terror, esto es, la masacre, los descuartizamientos, la sangre derramada y las bestialidades que tanto nos gustan e nos divierten. El comienzo de la película es genialmente ambiguo, ya que las supuestas fuerzas demoníacas son indefensos y pacíficos campesinos, y los supuestos representantes del bien son clérigos sádicos y guerreros bestiales que no dudan en matar a niños para defender su santa causa. Y sin comerlo ni beberlo aquí tenemos la primera posible lectura del film: los "malos" de la película ¿son malos porque adoran a Satán o sencillamente quieren vengarse de las atrocidades que sufrieron a manos de los teóricamente "buenos" de la peli? (pues nada, una mesa redonda y a debatir). Soavi refleja a la perfección la brutalidad y la suciedad de la Edad Media e introduce el primer elemento siniestro de la trama: esa mano de muerto viviente agarrando la pata del caballo y arrastrando a la fosa común al caballero teutónico, primera víctima de la venganza de los campesinos.
Tras este prólogo, nos situamos en la actualidad, con ese bibliotecario aventurero picha-brava y nuestra exquisita Barbara Cupisti, liándola parda desentrañando el misterio de la catedral. Y a continuación, tenemos una situación muy parecida a la de las antes mencionadas "Aquarius" o "Demons": un grupo de indefensas víctimas encerradas en un espacio concreto y claustrofóbico (en este caso la catedral de las narices) a merced de unos asesinos demoníacos que extienden el virus de la maldad a base de hostias. La película posee un protagonismo coral que aporta mucha frescura y originalidad al film. No hay unos protagonistas claros, ya que el desarrollo de la historia marca la importancia de cada personaje. Al comienzo parece que los protas son el bibliotecario y mi Bárbara, pero después el testigo lo cogen las víctimas encerradas en la iglesia, un clérigo viejuno sacado directamente de "El nombre de la Rosa" y ese cura de color negro oscuro, muy interesante y muy humano, que primero no sabe dónde meterse pero que después agarrará al demonio por los cuernos e intentará solucionar la papeleta. Y como hilo conductor de toda la historia tenemos a Asia Argento, que aquí interpreta a una muchachita de 13 años que empieza a vivir la vida y a salir de discotecas ante el pavor de su padre, que si por él fuera, la niña tendría que estar jugando a las muñecas hasta los 25 años. También, por lo visto, la niña es una reencarnación de una de las víctimas medievales de los caballeros teutones (de ahí su sonrisa en ese genial y enigmático final que sin decir nada lo dice todo).
Como es habitual en Michele Soavi, el horror de sus películas se manifiesta de diferentes formas: hay escenas poéticas y oníricas, que anuncian el apocalipsis de manera sutil, hermosa y a la vez horrible; también tenemos gore del bueno, con primerísimos planos de destripamientos y empalamientos varios (genial la escena que dura un nanosegundo en la que una muchacha es aplastada por el metro); y también tenemos algunas escenas de humor negro, protagonizadas por una entrañable pareja de ancianos encerrados en la catedral (y también por el original badajo de la campana de la iglesia).
Pues eso, "El engendro del diablo" es una gran película de terror satánico que divertirá y sobrecogerá a partes iguales. Tiene un argumento muy accesible y entretenido pero también posee una fuerte personalidad propia, impresa por el buen trabajo de Michele Soavi.
Aquí os dejo el trailer de la película, cortesía de micarone.
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