Apocalipsis Caníbal


Apocalipsis Caníbal (Hell of the living dead aka Virus aka un millón de títulos más, 1980, Italia y España)
Dirección: Un norteamericano llamado Vicent Dawn...¡un mojón! ¡El director es Bruno Mattei, que el muy listo utilizó pseudónimo para que no pudieran denunciarle por daños y perjuicios!
Guión: J.M. Cunillés, Rosella Drudi, Claudio Fragasso y Bruno Mattei
Música: Goblin, el grupo fetiche de Dario Argento
Género: Zombies guineanos, periodistas antropológicos y SWATS del baratillo a los que le falta un tornillo
Intérpretes: Mi adorada Margit Evelyn Newton, José Gras, Selan Karay y...¡Tachaaaaan! ¡Franco Garofalo, alias el gran SANTORO!
Sinopsis: En una misteriosa fábrica de Papau Nueva Guinea estalla el desastre: a pesar de contar con la última tecnología en ordenadores y en botoncitos de colores, una rata cabrona se cuela en los conductos y produce un escape radioactivo-gaseoso del quince e infecta a toda la isla, convirtiendo a los indígenas en muertos vivientes. Además de los indios salvajes, en la isla también hay un puñado de occidentales más o menos civilizados que han ido a parar a la selva por diferentes motivos. Por un lado, hay una familia nuclear que se han ido de vacaciones a la Nueva Guinea, y al niño le han pegado un bocado los zombies; después están Lia Rosseau (la periodista antropóloga) y Pierre (el fotógrafo con la permanente), que han ido a la isla para investigar los extraños sucesos que allí ocurren; y por último, hay un comando de cuatro soldados con mono de trabajo azul mecánico que con sus metralletas se van a cargar a todos los muertos jodientes de la isla, porque entre ellos está el gran Santoro, una mezcla de Rambo, Terminator y de José Luis Torrente, que de cuatro patadas te limpia el organismo de virus y bacterias.


"Apocalipsis caníbal" es una de las películas serie B más casposas, infames y cutres de la civilización mundial y universal de todos los tiempos. Además de ser mala de cojones, posee un guión descabellado, unas interpretaciones espantosas, unos efectos especiales del todo a 100 y mucho mucho mucho morro. Y es que no podía ser de otra manera ya que tras la dirección está el inefable Bruno Mattei, un tío con más cara que espaldas y más cuento que calleja, que tuvo la poca vergüenza de rodar "Terminator 2" (a la italiana) varios años antes que James Cameron...¡y sin pagar royalties! Pues bien, este engendro filmico, ente despropósito del celuloide, es tan malo, tan malo, tan malo que, al final...¡es bueno! En esto consiste la belleza del frikismo: contra más sincero sea el cutrerío, ¡más divertido!
Fiel a su espíritu exploit, Bruno Mattei intentó mezclar dos éxitos en boga en aquellos años. Uno es, lógicamente, los muertos vivientes de George A. Romero, en concreto su "Dawn of the dead" (1978) u "Zombi" como se conoció por estos lares (de ahí que los soldados de pacotilla lleven ese mono de trabajo de taller mecánico, igual que los protagonistas de la peli de Romero). La otra influencia-plagio-copia-muchacara es la infame y repugnante serie "Mondo" al estilo de "Holocausto Caníbal", esto es, escenas reales de indígenas destripando a pobres animales o simulando canibalismos y otras perrerías para el género humano. Y aquí, Bruno Mattei hace gala de esa genialidad que poseen los iluminados como Ed Wood, ya que en lugar de rodar esas escenas selváticas, el muy listo cogió un documental del National Geographic e intercaló imágenes de animales y tribus de las antípodas con el argumento de la película. Por eso no es extraño ver, entre toma y toma, escenas de monos saltando por las ramas de los árboles e incluso elefantes en estampida (¿hay elefantes en Nueva Guinea?), todo un despliegue de fauna ibérica del que el mismísimo Félix Rodríguez de la Fuente estaría orgulloso. No obstante, a nivel cinematográfico, esta originalidad queda espantosamente mal, porque las escenas del documental contrastan totalmente con las rodadas por Bruno Mattei, quedando todo más falso que un billete de tres euros.
A nivel argumental la cosa queda a la par. La película podría definirse como una road-movie de provincias. Los protagonistas atraviesan una surrealista isla para llegar a un destino incierto que resolverá el misterio de los zombies. Por el camino vivirán momentos absurdos, psicodélicos y ridículos que nada aportan a la trama, que parece dar vueltas sobre sí misma. Y por último, tenemos la escena final que es un destiporre de violencia, sadismo, misoginia y mal gusto que el Bruno Mattei se quedó a gusto cuando la rodó. Y para acabar, tenemos un epílogo-moraleja con trasfondo ideológico progresista (aunque en manos de Mattei quede bastante oportunista) que viene a decir que todo el mal que hagamos al tercer mundo al final repercutirá negativamente sobre occidente.
Las interpretaciones de los actores son histriónicas, demenciales y pasadas de rosca (muy propio de Mattei, que lo del término medio de Aristóteles se lo pasa por el forro). Los actores se pasan toda la película gesticulando de forma exagerada y gritando a la mínima oportunidad. La palma de oro se la lleva mi angelito del alma Margit Evelyn Newton, musa de esta enciclopedia y una muchacha muy guapita de cara, que se va a desencajar la boca de tanto gritar (eso sí, grita de forma muy hermosa, meneando la cabeza y llevándose las manos a la boquita de piñón). De cerca le sigue Santoro, un fenómeno de soldado y de persona humana, que lo mismo se pone a bailar con los zombis como que los masacra a tiro limpio, capaz de reir, llorar, asustarse y envalentonarse cuando menos te lo esperas, sin duda uno de los grandes reclamos de la película, por sobrado y encabronado. Y por último tenemos a Pierre, un gabacho con un pelazo exuberante que es la envidia de un servidor, que ya se le ve el cartón.
La película tiene un montón de momentos estelares que son para partirse la caja. El principal es, of course, el momento despelote más alucinante, delirante y gratuito de la historia del cine: el grupo llega a las puertas de un poblado de salvajes que están encabronados perdidos y Lia, la periodista que también tiene un master en atropología dice:"sólo hay una solución...sólo una" y se quita la blusa enseñando las tetas a los indígenas y al respetable público (aunque, en honor a la verdad, esos estupendos senos que aparecen en primer plano no son los de mi Margit, cuya talla de sostén es un poco menor). Otro momento culmen es cuando uno de los soldados deja la metralleta y se disfraza de bailarina, bailando el lago de los cisnes mientras los zombis se lo meriendan. Aunque en la retina del espectador quedará indeleble esa sesión de la ONU de pacotilla (que creo que está rodada en el aula de alguna facultad) con ese señor de color negro protestando porque los muertos vivientes se están comiendo a la población de su país.
El apartado de los efectos especiales es de juzgado de guardia. Los zombies apenas llevan maquillaje encima, un poco de babas, una pintura azul en la cara y tira millas. Lo máximo que se puede ver son unos pegotes de plastilina mal colocados que hacen las veces de visceras y casquería fina. Aunque la escena que más vergüenza ajena da es la del final, en la que unos ojos salen de sus órbitas al ser introducido por la boca un puño entero, siendo obvio que los ojos son dos pelotas de pin-pon. En fin, unos efectos especiales que producen hilaridad sin pretenderlo.
Para orgullo de todos los españoles, mencionar que una productora de nuestro país invirtió sus dinerus en esta gran obra cinematográfica (los españoles siempre promoviendo las manifestaciones culturales de gran categoría) y cuyas máximas aportaciones son la fábrica futurista del principio de la película (ubicada en Barcelona) y el actor Víctor Israel, famoso secundario del cine exploit que por su careto especial hacía de feo en las películas del oeste, y que aquí da vida (o muerte, según se mire) a un zombi-sacerdote-misionero.
Por último, si pensabas que la lista de los reyes godos era larga, ahora te voy a poner todos los títulos que ha tenido esta película. Allá van:
-Apocalipsis Caníbal
-Virus
-Hell of the living dead
-Cannibal virus
-Inferno dei Morti-viventi
-Night of the zombies
-Zombie creeping flesh
-Zombie inferno
-Zombie of the Savanna
-Zombie 4
-Zombie 5: ultimate nightmare
y nada más, que aquel día el que ponía los títulos a las películas estaba inspirado.
En fin, "Apocalipsis caníbal" es una de las peores películas de zombies que conozco, pero también una de las más divertidas, por su cutrerío, por su poca vergüenza y por sus planteamientos surrealistas y absurdos. Después de verla tu vida no será la misma.
Aquí os dejo un video-clip de mi propia cosecha, uno de los videos del you tube que más alegrías me ha dado. La canción se titula "Me and my mulon" y es de Dover.



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